Tras las críticas vertidas ayer sobre la reforma de la Policía Nacional, el ministro de Defensa, Óscar González, se vio obligado a moderar su postura este viernes debido a la presión ejercida por las Fuerzas Armadas. En un intento por apaciguar los ánimos, el titular de la cartera anunció que presentará sugerencias para modificar la norma y atribuyó la falta de coordinación en la elaboración del proyecto a la gestión anterior.
González se refirió a sus declaraciones anteriores, aclarando que no deberían ser consideradas como una crítica, sino más bien como una oportunidad para presentar propuestas desde el Consejo de Defensa Nacional (CODENA). El ministro expresó su preocupación por la posible superposición de funciones entre la Policía y otras instituciones, como la Prefectura Naval, la Fuerza Aérea Paraguaya y la Dirección Nacional de Material Bélico, a raíz de las nuevas atribuciones otorgadas por la reforma.
La polémica se centra en la creación de unidades de control aéreo y fluvial que dependerían directamente de la Policía, un aspecto que, según González, no fue consultado con los legisladores. El ministro adelantó que las modificaciones propuestas por CODENA ya están elaboradas y buscará convencer al presidente Santiago Peña de la necesidad de delinear claramente las atribuciones de las Fuerzas Armadas y las tareas policiales.
A pesar de que el proyecto de reforma fue presentado durante el gobierno anterior, uno de los principales impulsores fue Enrique Riera, actual ministro del Interior y senador electo. Riera habría recibido esta cartera como recompensa por su labor en la modificación de la ley orgánica de la Policía Nacional, lo que genera cierta paradoja en el proceso de modernización de la institución.
Contrariamente a los objetivos iniciales, la reforma parece otorgar más poder a la Policía Nacional en detrimento del poder civil. La institución policial recupera atribuciones como los controles callejeros, adquiere un rol investigador y se distancia de la subordinación al Ministerio del Interior. Además, con las críticas de González, se evidencia que las Fuerzas Armadas también resultarían perjudicadas por la reforma.
Sin embargo, la creación de instituciones similares bajo el mando de la Policía podría interpretarse como una compensación a los militares, quienes en 2013 lograron formar parte de la Fuerza de Tareas Conjunta, un órgano encargado de la seguridad interna, a pesar de los cuestionamientos sobre su constitucionalidad.
La reforma de la Policía Nacional se encuentra en un momento decisivo, con diversos actores políticos y militares buscando hacer valer sus intereses. Las sugerencias de CODENA y la postura moderada de González reflejan la complejidad del proceso y la necesidad de alcanzar consensos para evitar conflictos entre las instituciones encargadas de la seguridad del país.
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En los próximos días, se espera que el equipo político de Honor Colorado evalúe las propuestas del ministro de Defensa y determine si serán consideradas como observaciones constructivas. La definición clara de las atribuciones de las Fuerzas Armadas y las tareas policiales se presenta como un desafío crucial para garantizar una reforma efectiva y evitar la superposición de funciones que podría socavar la seguridad interna del Paraguay.
Fuente: La Política Online
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