Foto ilustrativa: Pixabay.
María, nombre ficticio de una de las víctimas de José Gavilán, el violador serial de Coronel Oviedo cuyo paradero se desconoce, relató su traumática experiencia y la falta de respuesta institucional ante su caso de coacción sexual y violación. Su testimonio evidencia las falencias en el abordaje de estos delitos contra las mujeres.
Según su relato, en la madrugada del pasado viernes, un hombre robusto y de altura mediana irrumpió en su hogar para someterla sexualmente. A pesar de defenderse con todas sus fuerzas, la ayuda que esperaba parecía no llegar. Al escapar y refugiarse junto a su hija de dos años en una habitación, tomó su celular y realizó 19 llamadas al Sistema de Emergencias 911 de la Policía Nacional, sin obtener respuesta alguna.
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“19 veces yo llamé de mi celular. Después, camino al hospital, mi mamá llamaba otra vez y no nos atendieron”, subrayó María en entrevista con radio Monumental 1080 AM. Cuestionó el funcionamiento del call center del 911, señalando que a pesar de las múltiples llamadas, no recibieron atención. Tras ser violada en su integridad, privacidad y hogar, fue auxiliada por sus padres, quienes acudieron rápidamente a su casa.
La asistencia policial llegó recién cuando María se encontraba en el hospital, con rastros de sangre y lesiones provocadas por el agresor durante la lucha cuerpo a cuerpo. Fue en ese momento cuando personal de la caseta policial del hospital se acercó y, al ser informados por la madre de la víctima, contactaron a la comisaría del barrio Azucena de Coronel Oviedo. Posteriormente, acudieron agentes de Criminalística, Investigaciones y autoridades policiales de la zona de Caaguazú.
Además de las lesiones físicas, María enfrenta secuelas emocionales profundas. Expresó su miedo constante, incluso al recibir contención de su esposo, y teme exponer a su hija y a su marido mientras su agresor continúa libre. Su único deseo es obtener justicia y evitar que otras mujeres sufran a manos de “un violador, un enfermo, un monstruo”, como describió a su atacante.
Al conocer los testimonios de otras víctimas de José Gavilán, María revivió cada detalle de su propia experiencia. Se cuestionó el por qué le sucedió a ella, siendo una buena persona y tratando a todos por igual. No logró entender ni aceptar lo ocurrido. A través de su esposo, un oficial del Grupo Lince, consiguió turno en el Policlínico para continuar su tratamiento psicológico, consciente de que necesita apoyo profesional para superar el trauma vivido.
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María expresó su anhelo de que se capture al responsable y se haga justicia. Vive con miedo constante y no desea que nadie más experimente esa sensación.
La búsqueda del violador serial de Coronel Oviedo continúa, mientras las víctimas claman por justicia y seguridad.
Fuente: Última Hora.
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