Rosa Amalia Benítez Espínola, una mujer de 38 años oriunda de la ciudad de Ybycuí, se ha convertido en la primera jefa de guardaparques del Parque Nacional Ybycuí. Su fascinación por la naturaleza, que la acompaña desde su infancia, la impulsó a estudiar la carrera de Licenciatura en Ciencias Ambientales en la Universidad Tecnológica y Cultural del Departamento de Paraguarí (UTCD).
Unite a nuestro canal de WhatsApp
El camino hacia su sueño no fue fácil. Durante los cinco años de estudio, Rosa tuvo que enfrentar diversos desafíos. Sin una universidad cerca de su hogar en la Compañía Minas Cué, se veía obligada a recorrer diariamente 15 kilómetros a pie hasta el cruce Mbuyapey para tomar el colectivo que la llevaba a Paraguarí. El mismo trayecto debía repetir a su regreso, caminando nuevamente desde el cruce hasta su casa.
Desde pequeña, Rosa contemplaba cada mañana el imponente cerro del parque desde la ventana de su hogar. En aquel entonces, ella imaginaba que aquel vasto bosque pertenecía a su familia, sin comprender del todo que se trataba de un área protegida. La curiosidad despertaba en ella al ver a numerosos visitantes llegar al parque, alimentando así su deseo de conocer más sobre ese lugar.
Su amor por el medio ambiente se gestó desde temprana edad, gracias a las enseñanzas de su madre. “Mi mamá me decía que las plantas son importantes, que el bosque también lo es, que los animales tienen sus hijos y que no hay que matarlos porque son como nosotros también”, recuerda Rosa con cariño.
Ese profundo respeto por la naturaleza la llevó a perseguir su sueño de convertirse en guardaparque. A pesar de las dificultades y la falta de oportunidades iniciales, Rosa no se rindió. Su determinación la impulsó a estudiar Ciencias Ambientales, adquiriendo los conocimientos necesarios para proteger y preservar el entorno natural que tanto ama.
Hoy, como la primera mujer jefa de guardaparques del Parque Nacional Ybycuí, Rosa se enfrenta a nuevos desafíos. En un entorno tradicionalmente dominado por hombres, ella ha logrado ganarse el respeto y la confianza de sus colegas gracias a su dedicación y profesionalismo. Su presencia en este cargo no solo representa un hito para la igualdad de género, sino que también inspira a otras mujeres a perseguir sus sueños y a luchar por la conservación del medio ambiente.
Para Rosa, su trabajo va más allá de vigilar el bosque. Ella se dedica con pasión a la educación ambiental, trabajando con niños y jóvenes de la comunidad para fomentar en ellos el amor y el respeto por la naturaleza. A través de actividades y charlas, busca crear conciencia sobre la importancia de preservar las áreas protegidas y los recursos naturales para las generaciones futuras.
Con una visión clara y un compromiso inquebrantable, Rosa sueña con ver el Parque Nacional Ybycuí plenamente consolidado y fortalecido. Aspira a que el Estado paraguayo adquiera las tierras que aún permanecen en manos de terceros dentro del parque, para así garantizar su protección integral.
Además, anhela seguir trabajando incansablemente en la educación ambiental, especialmente con los más pequeños, a quienes considera actores clave para transmitir el mensaje de conservación en sus hogares.
La historia de Rosa Benítez es un ejemplo inspirador de cómo la pasión, la perseverancia y el amor por la naturaleza pueden transformar vidas y marcar la diferencia en la protección de nuestro entorno. Su lucha diaria por preservar el Parque Nacional Ybycuí y educar a las nuevas generaciones nos recuerda la importancia de cuidar nuestros bosques, nuestra fauna y nuestra flora, que son la más grande riqueza que poseemos.
Fuente: Última Hora
