Los cigarrillos electrónicos, a menudo promocionados como una opción menos dañina en comparación con el tabaco tradicional, están siendo objeto de un creciente escrutinio por parte de la comunidad científica. Un reciente estudio, uno de los más extensos realizados hasta la fecha, arrojó luz sobre la relación entre el consumo de estos dispositivos y un mayor riesgo de padecer insuficiencia cardíaca.
Los hallazgos fueron presentados este martes durante la Sesión Científica Anual del Colegio Americano de Cardiología. Aunque el estudio aún no fue publicado formalmente, la magnitud de la muestra y la abundancia de datos respaldan la solidez de los resultados y subrayan la necesidad de investigar con urgencia esta asociación.
La insuficiencia cardíaca, una condición que afecta a más de 6 millones de personas en Estados Unidos, se caracteriza por un endurecimiento o debilitamiento del corazón que dificulta el bombeo adecuado de la sangre. Esta enfermedad suele provocar síntomas debilitantes y hospitalizaciones recurrentes, especialmente a medida que las personas envejecen.
Desde su introducción en el mercado a finales de la década de 2000, los productos electrónicos de nicotina, como los cigarrillos electrónicos, los vapeadores y las pipas electrónicas, fueron presentados frecuentemente como una alternativa más segura al tabaco convencional. Sin embargo, Yakubu Bene-Alhasan, investigador de MedStar Health en Baltimore y autor principal del estudio, advirtió que un número creciente de investigaciones está vinculando estos dispositivos con efectos perjudiciales para la salud, poniendo en duda su supuesta inocuidad.
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El estudio se basó en datos y registros sanitarios electrónicos provenientes de “All of Us”, un amplio proyecto nacional liderado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. El objetivo principal fue examinar la relación entre el uso de cigarrillos electrónicos y los nuevos diagnósticos de insuficiencia cardíaca.
Con una muestra de 175.667 participantes, cuya edad promedio era de 52 años y un 60,5% eran mujeres, el estudio identificó que 3.242 individuos desarrollaron insuficiencia cardíaca durante un periodo de seguimiento medio de 45 meses. Los resultados revelaron que aquellas personas que habían consumido cigarrillos electrónicos en algún momento tenían un 19% más de probabilidades de sufrir insuficiencia cardíaca en comparación con quienes nunca los habían utilizado.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores consideraron diversos factores demográficos, socioeconómicos y de riesgo cardiovascular, así como el consumo previo y actual de otras sustancias, como alcohol y tabaco. Estos hallazgos concuerdan con estudios previos realizados en animales, que sugerían un impacto significativo del vapeo en la salud cardíaca.
Aunque investigaciones anteriores en seres humanos habían mostrado vínculos entre el uso de cigarrillos electrónicos y ciertos factores de riesgo asociados a la insuficiencia cardíaca, ninguna había sido concluyente. Bene-Alhasan atribuye esta falta de evidencia definitiva a las limitaciones inherentes a los diseños de estudios transversales, así como al menor tamaño de las muestras y al reducido número de casos de insuficiencia cardíaca observados en dichas investigaciones.
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El equipo de investigación enfatiza la necesidad de realizar más estudios sobre las potenciales repercusiones del vapeo en la salud cardiovascular, especialmente considerando la prevalencia del consumo de cigarrillos electrónicos entre los jóvenes. Según datos recientes, entre el 5% y el 10% de los adolescentes estadounidenses utilizan estos dispositivos, y esta cifra continúa en ascenso.
Además, el estudio destaca que los cigarrillos electrónicos no deberían ser empleados como una herramienta para dejar de fumar. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos recomiendan una combinación de asesoramiento y medicación como la estrategia más efectiva para abandonar este hábito.
Si bien el estudio no establece de manera concluyente la relación causal entre el uso de cigarrillos electrónicos y la insuficiencia cardíaca, los investigadores advierten que los resultados apuntan a la existencia de una conexión que merece ser explorada en profundidad.
Fuente: El Nacional.
