El descontento entre las bases coloradas por la falta de espacios en las instituciones y por las malas relaciones con funcionarios continúa sin que el presidente Santiago Peña pueda dar un freno. La destitución de Miguel Olmedo como viceministro de Salud agravó la situación.
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Ante esto, los seccionaleros de Cordillera anunciaron una manifestación en contra del mandatario frente a la sede de la Junta de Gobierno, a inicios de la próxima semana.
El dirigente cordillerano Víctor Martínez advirtió que darán un plazo a Peña hasta el jueves para que dé una respuesta sobre la situación de Olmedo y los otros reclamos, que girán en torno a más puestos dentro del Estado.
La medida parece no tener vuelta atrás, aunque el presidente haya prometido que buscaría un cargo para el ex número dos de Salud, presumiblemente en alguna de las dos binacionales, como una manera de destrabar la crisis.
Por el contrario, Martínez llenó de halagos a Horacio Cartes como presidente de la Asociación Nacional Republicana y dijo que es el “papá guasu” del partido, “después de Dios”. Incluso aseguró que todos los demás son solo soldados, desde Peña para abajo, en Honor Colorado.
Martínez ya había anunciado que si no había una intervención en este caso por parte de Cartes, iban a “prender» todo. Pero las aspiraciones de las bases, que no se limitan a la dirigencia de Cordillera -el departamento en donde Olmedo forjó su liderazgo-, chocan con la intención del gobierno de centralizar las prerrogativas de los territorios y achicar el Estado.
La promesa de Peña de volver a ubicar a Olmedo en un cargo fue para suavizar su advertencia anterior, que se dio justo luego de la destitución del que fuera el segundo de María Teresa Barán hasta la semana pasada.
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El presidente afirmó el viernes que todo aquel que no colaborase sería sacado de su gobierno, posicionándose por primera vez en la interna del oficialismo y dando su respaldo a la ministra Barán, que estaba enfrentada con Olmedo.
“No hay una posibilidad de actuar de una manera que no sea un trabajo coordinado. El que no está dispuesto a trabajar en equipo, lastimosamente no tiene lugar en nuestro gobierno”, dijo en un acto público en Canindeyú.
El hecho de que pese a la promesa de Peña, la dirigencia siga insistiendo e incluso amenazando, se debe a que la herida no fue subsanada. Martínez es cercano a Olmedo y hace de portavoz de su sector.
Con el presidente enfocado en la gestión diaria del Ejecutivo, la decisión parece recaer una vez más en Cartes y su capacidad de apaciguar a las bases.
Esta situación representa un desafío para Peña, quien deberá encontrar un equilibrio entre mantener la cohesión interna del oficialismo y llevar adelante su agenda de gobierno sin ceder ante presiones desmedidas.
Fuente: La Política Online
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