Penitenciaría de Tacumbú. Foto: Gentileza.
En una reveladora investigación realizada hace tres años por el equipo de investigación de la universidad, liderado por el reconocido criminólogo Juan Martens, se ha descubierto uno de los negocios más lucrativos y oscuros que se desarrollan dentro de las penitenciarías de Paraguay.
Según los resultados del estudio, en estos recintos se cobra por absolutamente todo, y tan solo un pabellón de la penitenciaría de Tacumbú mueve la impresionante suma de 100 mil dólares al mes.
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Durante una entrevista en la radio 780 AM, Martens explicó: “En una medición que hicimos con nuestro equipo de investigación de la universidad, estimamos cerca de 100 mil dólares por mes, en un pabellón, en Tacumbú, hace 3 años. Recordemos que las penitenciarías tienen 7, 8, 10, pabellones”.
Este dato es solo la punta del iceberg, ya que el estudio se centró únicamente en un pabellón de Tacumbú, dejando abierta la incógnita sobre las cifras que se manejan en otras grandes penitenciarías del país, como las de Ciudad del Este y Encarnación.
Uno de los aspectos más preocupantes que se desprenden de la investigación es la aparente connivencia entre agentes penitenciarios y presos que actúan como cobradores.
Según Martens, todo esto ocurre con el conocimiento y permiso del jefe de seguridad y el director del penal. Sin embargo, el criminólogo admitió que no ha podido confirmar hasta dónde llega la recaudación y a quién entrega el dinero el director de la penitenciaría.
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La organización dentro de cada penal es un factor determinante en la variación de los montos recaudados. “Es muy difícil establecer (el monto de recaudación) porque depende de los negocios que se realizan adentro, de la capacidad contributiva y organizativa de quienes viven, por eso cada penitenciaría es diferente”, aclaró Martens.
El estudio también revela que los internos privados de libertad realizan inversiones significativas para instalar cantinas y “privadas” dentro de las cárceles. Estas últimas son otra gran fuente de ingresos que manejan los reclusos.
Fuente: El Nacional
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