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Mujeres alzan la voz contra injusticias en el 8M paraguayo

En el Día Internacional de la Mujer, miles de paraguayas se unieron en la Plaza de la Democracia para denunciar la violencia, discriminación y falta de políticas públicas que enfrentan en diversos ámbitos de la sociedad. Mediante un contundente manifiesto, exigieron al Estado mayor protección y respeto a sus derechos.

Marcha 8M por la calle Palma de Asunción, en el marco del Día Internacional de la Mujer.

En una jornada histórica y reivindicativa, miles de mujeres paraguayas se congregaron en la Plaza de la Democracia para conmemorar el Día Internacional de la Mujer y alzar su voz contra las múltiples injusticias que enfrentan en el país. A través de un contundente manifiesto, denunciaron la violencia, discriminación y falta de políticas públicas efectivas que vulneran sus derechos fundamentales.

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Desde diversos sectores, como el campesinado, las mujeres exigieron una reforma agraria urgente y necesaria, así como el fin de la discriminación y violación al derecho del trabajo digno. Hicieron hincapié en la situación de grupos marginados, como mujeres con discapacidad, lesbianas y trans, quienes enfrentan aún mayores obstáculos para acceder a garantías laborales.

Las voces de las mujeres indígenas, campesinas y bañadenses se alzaron para denunciar la falta de elementos básicos que les permitan garantizar la alimentación de sus familias. Lamentaron que el programa de alimentación escolar solo alcance a una fracción de los niños y niñas, mientras los recursos públicos destinados a este fin son malversados y utilizados para el enriquecimiento particular de políticos.

La lucha contra la discriminación y el acoso laboral fue otro de los ejes centrales del manifiesto. Las mujeres exigieron el fin de estas prácticas nocivas y el cumplimiento del cupo laboral justo para personas trans y mujeres con discapacidad en la función pública. Asimismo, resaltaron la labor de las mujeres periodistas y demandaron justicia frente al acoso que enfrentan, especialmente en casos como el del grupo Alba Visión.

Las trabajadoras sexuales, invisibilizadas y estigmatizadas, denunciaron la violencia sistemática que sufren y la falta de atención médica integral. Exigieron al Estado la provisión de insumos de prevención para poder ejercer su trabajo con seguridad y dignidad.

Por su parte, las mujeres trans expusieron la cruda realidad que enfrentan al asumir su identidad, siendo muchas veces expulsadas de sus hogares durante la adolescencia. Repudiaron la exclusión y la falta de políticas públicas por parte del Estado paraguayo, que las condena a la marginación y la vulnerabilidad.

La población afroparaguaya también alzó su voz para denunciar la discriminación y el racismo que sufren, exigiendo políticas públicas efectivas que garanticen sus derechos y promuevan la inclusión.

Finalmente, las mujeres paraguayas denunciaron la criminalización de las protestas y la persecución que enfrentan las sindicalistas y estudiantes que luchan por sus derechos. A pesar de vivir en una supuesta democracia, estas valientes mujeres son silenciadas y reprimidas por exigir garantías fundamentales, como el derecho a la salud durante la pandemia.

El 8M en Paraguay se convirtió en un grito colectivo de miles de mujeres que, hartas de las injusticias y la inacción del Estado, exigen cambios profundos y políticas públicas efectivas que garanticen sus derechos y promuevan la igualdad. Es hora de que sus voces sean escuchadas y sus demandas atendidas, para construir un Paraguay más justo y equitativo para todas.

Fuente: ABC Color