Estudios recientes subrayaron la importancia del desayuno como la comida más crucial del día, destacando su rol en la provisión de energía, activación del metabolismo y contribución a un peso saludable. Sin embargo, su influencia más significativa se observa en la activación cerebral, evidenciando la necesidad de seleccionar cuidadosamente los alimentos para esta primera comida.
Las investigaciones en el ámbito nutricional determinaron que la combinación de proteínas, vitaminas y granos enteros constituye la base de un desayuno óptimo para la salud cerebral.
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Se aconseja variar el menú diariamente para maximizar los beneficios nutricionales. La avena, por ejemplo, es recomendada debido a su absorción lenta, que provee al cerebro el azúcar necesario de manera gradual durante las primeras horas del día.
Los huevos, ricos en proteínas, son otra excelente opción para el desayuno, ya que promueven la sensación de saciedad durante más tiempo. Específicamente, las claras de huevo ofrecen una forma pura de proteína. En cuanto a los lácteos, el yogur combinado con frutos secos como almendras o nueces es ideal para estimular la función cognitiva.
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Sin embargo, es fundamental limitar el consumo de alimentos que perjudican la salud cerebral. Los ultraprocesados, tales como galletas dulces y panes industriales, no solo carecen de valor nutricional, sino que también incrementan el riesgo de enfermedades cerebrovasculares, deterioro cognitivo y pérdida de memoria.
La adopción de un plan de alimentación saludable requiere no solo la elección de alimentos adecuados para el desayuno, sino también la exclusión de aquellos perjudiciales para la salud. Es imperativo consultar a un profesional de la nutrición para desarrollar un régimen alimenticio personalizado que atienda a las necesidades específicas de cada individuo.
Fuente: La Nación.