Arroyo Mburicaó. Foto: ABC.
En Paraguay, la contaminación de los cauces hídricos se convirtió en una problemática ambiental de magnitudes alarmantes, principalmente debido a la insuficiente infraestructura para el tratamiento de los contaminantes. Esta situación no solo compromete la salud pública, sino también la biodiversidad acuática y la calidad de vida de las comunidades afectadas.
Según declaraciones del ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades), Rolando de Barros Barreto, el país enfrenta un déficit significativo a nivel nacional en cuanto a la capacidad para tratar las aguas residuales. La mayoría de las descargas cloacales, provenientes de hogares, industrias y actividades urbanas, terminan en los ríos Paraguay y Paraná sin ningún tratamiento previo, exacerbando la contaminación y poniendo en riesgo el equilibrio ecológico de estos importantes cauces.
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La situación es particularmente grave en Asunción y sus alrededores, en el Departamento Central, donde arroyos como el Mburicaó y el Ferreira presentan niveles de contaminación elevados. El Ministerio de Ambiente identificó que los efluentes de los municipios de esta región también contribuyen a la contaminación del lago Ypacaraí, cuyas aguas superaron repetidamente los límites permisibles de sustancias contaminantes como fósforo, nitrógeno amoniacal y coliformes fecales.
El ente, en colaboración con el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), anunció planes para invertir en infraestructura sanitaria, con un fondo disponible de USD 150 millones. Sin embargo, el progreso hacia una solución integral se ve obstaculizado por la falta de conciencia y responsabilidad tanto de la ciudadanía como de las industrias.
Barros criticó la actitud de algunos ciudadanos y empresas que, lejos de contribuir a la solución, agravan el problema al deshacerse de sus residuos de manera irresponsable. Este comportamiento no distingue de clases sociales y se evidencia en la disposición inadecuada de basura en los arroyos, especialmente durante las lluvias, así como en el funcionamiento intermitente de las plantas de tratamiento de efluentes por parte de algunas industrias para reducir costos operativos.
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Para abordar esta crisis, el Mades estableció una serie de requisitos que los balnearios y lugares de recreación deben cumplir para obtener la habilitación municipal, incluyendo la realización de estudios de impacto ambiental y la implementación de medidas de seguridad sanitaria, gestión de residuos y provisión de servicios básicos. Hasta la fecha, 169 establecimientos cumplieron con estos requisitos, pero se estima que un número similar opera sin los permisos necesarios, lo que podría agravar aún más la situación.
Fuente: Última Hora.
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