El Gobierno de Ecuador se ha visto desconcertado tras el asesinato a plena luz del día del fiscal anticorrupción César Suárez, en momentos en que las autoridades habían logrado una aparente pacificación tras los recientes operativos contra el crimen organizado.
Suárez, conocido por investigar casos de corrupción que comprometían a empresarios y funcionarios, recibió más de 20 disparos cuando conducía en Guayaquil, la ciudad más golpeada por la violencia de las bandas criminales.
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El crimen se produce luego de que el Gobierno desplegara al ejército para retomar el control de las cárceles y calles, luego de una ola de ataques que incluyó el asalto a un canal de TV. Sin embargo, la muerte de Suárez evidencia la capacidad de las mafias para atacar incluso a fiscales clave.
En los últimos años, con la alianza de pandillas locales con carteles mexicanos, Ecuador se convirtió en el mayor exportador de cocaína del mundo, lo que llovió dinero al crimen organizado que penetró instituciones.
El fiscal investigaba nexos de bandas con políticos, como el asesinato del candidato Fernando Villavicencio el año pasado. Su última pesquisa apuntaba a quienes estaban detrás del ataque al canal TC Televisión, adjudicado a la banda Los Tiguerones.
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La fiscal general Diana Salazar condenó el crimen y advirtió que los fiscales redoblarán esfuerzos contra el crimen. El Gobierno destacó la detención de jefes de bandas, pero el asesinato de Suárez empaña la ofensiva contra las mafias.
Fuente: Juan Diego Quesada/El País
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