Hace casi cuatro años, el joven Fernando Báez Sosa (18), hijo de paraguayos migrantes en Argentina, fue brutalmente asesinado a la salida de un local nocturno en Villa Gesell por un grupo de ocho rugbiers. En este aniversario triste y doloroso, su familia aguarda la confirmación de las condenas impuestas a los responsables de este crimen atroz. Su madre, Graciela, compartió sus sentimientos y la difícil situación que enfrentan.
El 18 de enero se conmemoran cuatro años desde aquella trágica madrugada en la que Fernando Báez Sosa perdió la vida de manera violenta. Un grupo de ocho rugbiers fue responsable de este asesinato que conmovió a Argentina y al mundo entero. Fernando, un joven con un futuro por delante, se convirtió en una víctima de la violencia sin sentido.
La familia de Fernando Báez Sosa está en vilo, esperando la confirmación de las condenas impuestas a los responsables de este crimen. En febrero del año pasado, un tribunal penal dictaminó prisión perpetua para Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Luciano Pertossi, Enzo Comelli y Matías Benicelli por ser coautores del delito de “homicidio doblemente agravado por el concurso premeditado de dos o más personas y por alevosía en concurso ideal con lesiones leves reiteradas”. Por otro lado, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi fueron condenados a 15 años de prisión por ser considerados “partícipes necesarios».
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Graciela, la madre de Fernando, compartió su angustia y su lucha por encontrar calma en medio del dolor que siente desde la pérdida de su único hijo. En una entrevista televisiva, expresó su confianza en la justicia argentina y su deseo de que la condena se vuelva firme.
Sin embargo, también habló sobre el dolor constante que la acompaña desde aquel fatídico día. “A ver si puedo tener un poco de calma a este dolor, a este miedo que me atemoriza todos los días, que no puedo dormir”, dijo. La madre reconoció que después de casi cuatro años, comenzó la terapia porque se siente agotada y sin fuerzas para seguir adelante.
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Graciela compartió sus pensamientos sobre el futuro, y sus palabras reflejan el profundo sufrimiento que ha experimentado. “No sé qué será de mí”, admitió. A veces, siente que la única solución podría ser la muerte, debido al dolor abrumador que lleva consigo. También mencionó su empatía por otras madres que han perdido a sus hijos en circunstancias similares y comprende el sufrimiento que enfrentan, sabiendo que esto es algo que perdurará para siempre.
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La madre de Fernando confesó que, en momentos, espera que su hijo regrese, aunque sabe que eso es imposible. “Fer no vuelve nunca más”, dijo con profundo pesar. A pesar de ello, mantiene la esperanza de abrazarlo y expresarle su amor y añoranza. La vida de la familia Báez Sosa cambió de manera irrevocable aquel día trágico, y su memoria perdurará en sus corazones para siempre.
Fuente: ABC Color.
