Desde el 5 de enero de 2024, una decisión crucial del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) sacudió las aguas de la pesca: la completa prohibición de la fabricación, posesión, uso, transporte y venta de redes de monofilamento en el territorio nacional.
Esta resolución, firmada por el ministro Rolando Barros Barreto, generó un clima de inquietud entre los pescadores del río Paraná, un sector vital de la economía local.
Mario Martínez, ingeniero a cargo de la oficina de pesca del Mades en Ayolas, enfatizó que la nueva normativa, vigente desde principios de año, no solo prohíbe el uso de estas redes, sino también su fabricación y comercialización.
Anteriormente, la ley permitía su producción y venta, aunque su uso en la pesca comercial y deportiva siempre fue ilegal. Ahora, solo se autorizará el uso de mallas hechas de seda.
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Esta medida causó confusión y malestar entre los pescadores, quienes temen no poder utilizar más sus redes habituales.
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Según Martínez, hubo un malentendido generalizado: el uso de redes de monofilamento y pato siempre estuvo prohibido en lagos y ríos, pero muchos pescadores comerciales estuvieron infringiendo la ley. Con la nueva disposición, se intensificarán los controles para asegurar el cumplimiento.
La primera etapa de implementación se centrará en que los comercios de artículos de pesca acaten la norma. Posteriormente, en colaboración con la Prefectura Naval de la zona de Ayolas, se realizarán controles en el río Paraná. Aquellos que infrinjan la prohibición enfrentarán detenciones, y los materiales de pesca no autorizados serán confiscados.
En Ayolas y sus alrededores, se registran 1.277 pescadores con licencias de pesca vigentes. Esta medida busca no solo cumplir con la legislación ambiental, sino también proteger los ecosistemas acuáticos y promover prácticas de pesca sostenibles.
Fuente: ABC.
