En un reciente estudio que está generando alarma en la comunidad científica y entre los consumidores, se descubrió que el agua embotellada contiene cantidades de nanoplásticos mucho mayores de lo que se creía anteriormente.
Esta investigación puso de manifiesto la presencia de estas minúsculas partículas, tan pequeñas que no son visibles ni siquiera bajo un microscopio, en un producto de consumo diario.
Los nanoplásticos, definidos por su tamaño ínfimo, equivalente a una milésima parte del diámetro de un cabello humano, poseen la capacidad de atravesar barreras biológicas y distribuirse por el organismo, transportando consigo sustancias químicas que podrían ser perjudiciales para la salud.
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En un litro de agua, que equivale a dos botellas de tamaño estándar, se encontró un promedio de 240.000 partículas de plástico, siendo el 90% de estas clasificadas como nanoplásticos.
Sherri “Sam” Mason, una destacada experta en sostenibilidad de Penn State Behrend, aunque no involucrada en el estudio, calificó esta investigación como impresionante e innovadora, destacando la profundidad y la minuciosidad del trabajo realizado. Este estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, fue llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Columbia, quienes desarrollaron una tecnología avanzada capaz de visualizar, contar y analizar la estructura química de las nanopartículas en el agua embotellada.
En contraposición a los 300 micro y nanoplásticos por litro identificados en estudios anteriores, la nueva investigación encontró que el número real de fragmentos de plástico en tres marcas populares de agua embotellada en los Estados Unidos varía entre 110.000 y 370.000 por litro, posiblemente incluso más. Sin embargo, la tecnología empleada fue capaz de detectar millones de nanopartículas, sugiriendo una contaminación mucho más extensa.
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La preocupación radica en el potencial de estas nanopartículas para infiltrarse en las células y tejidos del cuerpo humano, interrumpiendo los procesos celulares y liberando sustancias químicas dañinas. Estas sustancias incluyen bisfenoles, ftalatos, retardantes de llama y metales pesados, todos ellos utilizados en la fabricación de plásticos y conocidos por su capacidad para alterar el sistema endocrino.
En investigaciones realizadas con ratones embarazadas, se encontró que las sustancias químicas presentes en los plásticos pueden llegar al cerebro, corazón, hígado, riñones y pulmones del feto. Además, se comprobó la presencia de micro y nanoplásticos en la placenta humana, en tejidos pulmonares, heces y sangre humanas.
Ante la ausencia de un consenso científico y métodos estandarizados para medir y cuantificar los nanoplásticos, la comunidad científica y la Asociación Internacional de Agua Embotellada pidieron más investigaciones para desarrollar una comprensión más profunda de estos hallazgos y sus posibles impactos en la salud humana.
Fuente: CNN.
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