En un clima de gran tensión, decenas de miles de argentinos tomaron las calles del centro de Buenos Aires este miércoles para manifestarse contra las recientes políticas de austeridad del Gobierno de Javier Milei. La capital argentina amaneció blindada, especialmente en los alrededores de la icónica Plaza de Mayo, con un despliegue policial masivo diseñado para garantizar el orden público y la libre circulación.
La manifestación, convocada por más de un centenar de organizaciones, marcó la primera gran protesta contra la administración de Milei, apenas diez días después de su asunción como presidente. Originalmente destinada a recordar a las víctimas de la represión de 2001, la marcha se resignificó como una respuesta directa a los drásticos recortes en el gasto público anunciados por el nuevo mandatario.
El centro de Buenos Aires presenció una participación masiva que desbordó las expectativas del Gobierno. Los manifestantes, avanzando por las avenidas hacia la Plaza de Mayo, superaron las barreras dispuestas por las autoridades y ocuparon las calles. La protesta, marcada por el canto unificado de “Unidad de los trabajadores”, se desarrolló en un ambiente mayoritariamente pacífico, con solo dos detenciones reportadas.
Los reclamos se centraron en el recorte del gasto público y las políticas económicas de Milei, que han generado un profundo descontento social. Pancartas con mensajes como “Milei estafador” y “Plata para educación, no para el FMI” reflejaron la frustración y la preocupación de los ciudadanos ante un panorama económico complicado, con proyecciones inflacionarias alarmantes para 2024.
Este cambio radical en la gestión gubernamental, especialmente en lo que respecta al control de las manifestaciones públicas, contrasta con la actitud más tolerante de administraciones anteriores. La nueva postura, enfocada en asegurar la libre circulación y limitar las protestas, ha generado opiniones divididas entre la población.
El Gobierno, en un intento por desalentar la participación en la protesta, especialmente entre los más vulnerables, advirtió sobre las consecuencias de bloquear las calles y amenazó con retirar las ayudas sociales. Sin embargo, la convocatoria superó estas advertencias, y muchos de los asistentes expresaron su deseo de protestar por necesidades básicas insatisfechas y la creciente incertidumbre económica.
Fuente: EL País.