El año 2023 se ha convertido en un periodo de luto y reflexión en Paraguay debido a la alarmante cifra de feminicidios que se han registrado. Según datos del Ministerio Público, 43 mujeres fueron víctimas de feminicidio, dejando a 76 niños huérfanos y sumiendo a numerosas familias en el dolor y la incertidumbre.
El rango de edad de las víctimas oscila entre los 12 y los 70 años, mientras que los agresores presentan edades que van desde los 18 hasta los 82 años. Estas cifras no solo muestran la diversidad de las víctimas y los perpetradores sino también la complejidad y profundidad del problema de la violencia de género en el país.
Durante el año, los feminicidios se distribuyeron de manera desigual entre los meses, con febrero y diciembre registrando la mayor cantidad de casos. Al clasificar los incidentes por departamentos, se observa que Central es la región con mayor número de feminicidios, seguida de Alto Paraná y Amambay.
Uno de los aspectos más desgarradores de esta situación es el número de menores de edad que quedaron sin sus madres. De las 43 mujeres asesinadas, 29 tenían hijos, dejando un total de 76 niños huérfanos, de los cuales 55 eran menores de edad al momento de los asesinatos.
Los vínculos entre las víctimas y los agresores varían, incluyendo parejas, exparejas, conocidos y otros familiares. La mayoría de los feminicidios ocurrieron en viviendas, aunque una cantidad significativa también tuvo lugar en espacios públicos.
Las armas utilizadas en estos crímenes fueron predominantemente armas blancas, seguidas de armas de fuego y objetos contundentes. Asfixia, quemaduras y arrollamiento también fueron métodos empleados para cometer estos actos atroces.
La mayoría de los casos se concentró en días específicos de la semana, con una tendencia a ocurrir durante los fines de semana. Respecto a la acción legal, los responsables han sido imputados por el Ministerio Público, aunque en nueve casos, los autores optaron por el suicidio tras cometer el crimen.
La violencia contra las mujeres no solo es una violación de los derechos humanos sino también un reflejo de desigualdades profundas y persistentes en la sociedad.
La lucha contra el feminicidio y la violencia de género requiere un enfoque multidisciplinario que involucre a todos los sectores. Es fundamental que se fortalezcan las políticas de prevención, se promueva la educación en igualdad de género y se garantice un sistema de justicia eficaz y sensible a las necesidades de las víctimas y sus familias.
Fuente: ABC Color.
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