La reciente controversia provocada por las declaraciones del presidente del Congreso Nacional, Silvio “Beto” Ovelar, desencadenó un intenso debate sobre la calidad de la educación en Paraguay y los desafíos que enfrenta el sistema educativo.
Ovelar, al defender el nombramiento de su hijo en un cargo público, mencionó que su primogénito, habiendo estudiado en un “colegio top”, no se formó bajo la enseñanza de “profesores probablemente mediocres” como en algunas escuelas del interior.
Rafael Resquín, representante de la Unión Nacional de Educadores-Sindicato Nacional (UNE-SN), expresó su indignación y rechazo a estas declaraciones. Criticó duramente la postura de Ovelar, destacando que la mayoría de los niños y adolescentes paraguayos estudian en escuelas públicas empobrecidas, resultado de las políticas de quienes están en el poder.
Según Resquín, el problema de la mediocridad en la educación no radica en los docentes, sino en el sistema que fue moldeado por políticos de la talla de Ovelar.
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Argumentó que si existen docentes mediocres es consecuencia directa de las políticas educativas deficientes impuestas por el Estado.
Resquín señaló que los alumnos están siendo denigrados y clasificados en categorías inferiores, debido a un sistema educativo que falla en ofrecer igualdad de oportunidades.
La situación se agrava con la admisión de Ovelar de que su hijo obtuvo un cargo en la Cámara de Diputados, debido a su condición económica y educativa privilegiada, un claro ejemplo de nepotismo según los críticos. Esta declaración avivó el debate sobre la igualdad de oportunidades y la meritocracia en Paraguay.
Resquín no solo criticó las declaraciones de Ovelar, sino que también llamó a una reflexión más profunda sobre los valores y la ética en la política. Sugirió que Ovelar debería pedir disculpas públicas al pueblo paraguayo, no tanto por necesidad de los afectados, sino como un acto de responsabilidad ética.
Fuente: ABC.
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