En el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), las promesas de sanción a los denominados liberocartistas parecen ser solo palabras al viento.
La dirección del partido, bajo la presidencia de Hugo Fleitas, ha mostrado una notable inacción frente a las actitudes de ciertos miembros del partido que han apoyado iniciativas vinculadas al cartismo, a pesar de las promesas de reprimendas y castigos.
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El Tribunal de Conducta del partido, que debería actuar como un órgano de vigilancia y disciplina, no ha registrado ninguna denuncia específica contra los parlamentarios que han brindado su apoyo a propuestas del cartismo, como la controvertida ley de Superintendencia de Jubilaciones o la designación de Alicia Pucheta en el Consejo de la Magistratura.
Esta falta de acción contradice las declaraciones públicas del presidente del PLRA, quien había prometido impulsar sanciones contra los miembros que actuaran en contra de la línea partidaria.
La situación revela una desconexión evidente entre las palabras y los hechos dentro del partido. Por un lado, se encuentran las declaraciones públicas que buscan mostrar un frente unido y una postura firme contra el cartismo. Por otro lado, la realidad interna muestra una falta de voluntad o capacidad para llevar a cabo estas promesas.
El presidente del Tribunal de Conducta, Enrico Sachero, ha señalado que el órgano no puede actuar de oficio, sino que necesita de denuncias previas para iniciar cualquier proceso de sanción, algo que no ha ocurrido hasta la fecha. Esta situación pone en evidencia un posible juego de intereses y una falta de compromiso real con los principios y valores que el partido afirma defender.
La inacción del Tribunal de Conducta y la falta de denuncias formales son sintomáticas de un problema más profundo dentro del PLRA. La política partidista y los intereses personales parecen estar por encima de la ética y la coherencia política.
Los miembros del partido que han apoyado abiertamente iniciativas del cartismo, como Dionisio Amarilla, Édgar López, José “Pakova” Ledesma, Hermelinda Alvarenga y Noelia Cabrera, no han enfrentado consecuencias reales por sus acciones, lo que genera un precedente preocupante para el futuro del partido y su credibilidad.
Esta situación no solo afecta la imagen del PLRA, sino que también impacta en la percepción pública de la política paraguaya. La ciudadanía espera una política coherente y consecuente, donde las promesas y declaraciones se traduzcan en acciones.
El caso del PLRA y los liberocartistas es un claro ejemplo de cómo la falta de coherencia y la inacción pueden erosionar la confianza en las instituciones políticas y sus líderes.
En un contexto político donde la transparencia y la integridad son cada vez más valoradas por la ciudadanía, el PLRA enfrenta el desafío de alinear sus acciones con sus palabras.
De lo contrario, corre el riesgo de perder relevancia y credibilidad en el escenario político nacional, donde la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace es cada vez más determinante para el electorado.
Fuente: ABC Color
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