¡Clases terminan con aulas en mal estado, falta de rubros, kits de mala calidad y mala señal de internet!

El cierre del año lectivo 2023 en las instituciones educativas de gestión pública en Paraguay no ha sido uno más en el calendario. Este año, el final de las clases ha dejado al descubierto una serie de desafíos que urgen ser atendidos por el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) y la sociedad paraguaya en su conjunto.

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En un recorrido por diferentes colegios y escuelas de Asunción, se percibe un ambiente de satisfacción mezclado con preocupación entre los padres. Alicia Rodas, madre de un estudiante de la escuela Pedro P. Peña, expresa su contento con el progreso académico de su hijo, pero lamenta la baja calidad de los materiales provistos en los kits escolares.

“Los lápices de colores apenas pintan,” señala, reflejando una problemática que va más allá de la mera calidad de los útiles: la falta de inversión en recursos básicos para el aprendizaje.

El bachillerato en Informática del colegio nacional Juan R. Dahlquist es otro ejemplo del panorama educativo. Estudiantes como Marisol Castro se enfrentan a la escasez de equipos informáticos y a una deficiente señal de Internet, lo que limita gravemente su formación en un área tan crucial como la tecnología.

Pero los problemas no se limitan a los recursos materiales. La falta de rubros docentes ha dejado a muchos estudiantes sin profesores en asignaturas clave como Historia, Contabilidad y Lenguas Extranjeras.

Esta situación no solo impacta en el aprendizaje de los jóvenes, sino que también pone en evidencia la necesidad de una mejor planificación y asignación de recursos humanos en el sector educativo.

La infraestructura escolar también está en el centro del debate. Muchos centros educativos, como la escuela República de Cuba, terminan el año con aulas en deterioro y una insuficiencia de mobiliario adecuado. Esto, a pesar de los esfuerzos del Fonacide (Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo), que según el MEC, ha contribuido a la mejora de entre 1.000 a 2.000 centros educacionales.

Estos desafíos no son nuevos, pero adquieren una relevancia particular en un contexto donde la educación se percibe cada vez más como la clave para el desarrollo sostenible y la equidad social.

La comunidad educativa, representada tanto en las voces de los padres como en las de los estudiantes, exige cambios y mejoras sustanciales. No solo se trata de reparar aulas o proveer mejores útiles escolares, sino de replantear el sistema educativo en su conjunto para que pueda responder de manera efectiva a las necesidades de la sociedad paraguaya.

El MEC, por su parte, enfrenta el reto de responder a estas demandas con un presupuesto que parece siempre insuficiente. Las soluciones requieren no solo de una mejor gestión de los recursos existentes, sino también de un compromiso más amplio por parte del Estado y la sociedad civil para invertir en la educación como un pilar fundamental para el futuro del país.

Mientras tanto, los estudiantes, verdaderos protagonistas de esta historia, miran hacia un futuro incierto, esperando que sus voces sean escuchadas y que el próximo año escolar les traiga un escenario más alentador.

Fuente: ABC Color

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