Jóvenes israelíes buscan paz en un bosque tras ataque de Hamás

En un paraje idílico de Chipre, un grupo de jóvenes israelíes, supervivientes del ataque terrorista de Hamás, busca sanación y paz. Aunque a simple vista parecen disfrutar de momentos de alegría y diversión, detrás de sus sonrisas se esconde una profunda herida emocional.

La trágica noche del 7 de octubre cambió sus vidas para siempre. Durante el festival de música Supernova, cerca de la Franja de Gaza, milicianos de Hamás irrumpieron en una incursión violenta, dejando un saldo de más de 270 muertos y 1.200 heridos. La magnitud de la tragedia fue abrumadora, y su impacto, duradero.

Fue en ese contexto que Yoni Kahana, propietario del resort Secret Forest en las montañas chipriotas, cerca de Pafos, decidió abrir las puertas de su establecimiento para ofrecer un programa de tratamiento gratuito con el apoyo de IsraAID, una reconocida ONG israelí. El objetivo: proporcionar un espacio seguro y tranquilo donde los jóvenes pudieran procesar y superar sus traumas.

La tranquilidad del lugar contrasta con el caos y la violencia vividos. A apenas 400 kilómetros, la represalia israelí intenta aniquilar a Hamás en Gaza, con un saldo de más de 11.500 muertos, en su mayoría civiles. Sin embargo, para los jóvenes en el resort, la distancia es un alivio, un respiro necesario en su proceso de sanación.

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El programa, que recibe grupos de 50 supervivientes durante cinco días, ofrece terapias individuales y grupales, además de tratamientos alternativos como meditación, yoga y talleres de manualidades. Incluso se brindan tratamientos contra la adicción, ya que muchos de los jóvenes estaban bajo el efecto de las drogas durante el ataque.

Para Lior Auvgang, de 26 años, y otros como él, compartir tiempo con personas que vivieron experiencias similares es una ayuda invaluable. Ellos organizan fiestas y encuentros, buscando en la danza y la unión una forma de celebrar la vida y olvidar, aunque sea por un momento, los horrores vividos.

Las historias de supervivencia son escalofriantes. Nehushtai, un trabajador agrícola y tatuador, relata cómo tuvo que esconderse durante horas para escapar de los milicianos. La experiencia de huir y esconderse bajo una amenaza constante dejó marcas profundas.

A pesar del intento de retomar sus vidas, los ataques de pánico y el trauma persisten. Tamar, una joven de 23 años, cuenta cómo se alistó en la defensa aérea, pero el sonido de los disparos desencadenó un ataque de pánico. Su historia refleja la complejidad del trauma y la dificultad de volver a una normalidad que ya no existe.

Esta experiencia en Chipre no es solo un retiro; es un viaje hacia la recuperación emocional y mental. Los jóvenes supervivientes del ataque de Hamás, con el apoyo de especialistas y en un entorno de serenidad, buscan reconstruir sus vidas. Su resiliencia y fortaleza son un testimonio de la capacidad humana de superar incluso las más duras pruebas.

Fuente: La Nación.

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