Un estudio reciente publicado en la revista BMC Medicine arrojó luz sobre un aspecto crucial del bienestar humano: la conexión social y su impacto directo en la esperanza de vida. La investigación, realizada con más de 458.000 participantes del UK Biobank del Reino Unido, concluye que aquellos que carecen de interacción social con amigos o familiares pueden enfrentar un aumento del 39% en el riesgo de morir prematuramente.
El estudio, liderado por el investigador clínico Hamish Foster de la Universidad de Glasgow, se centró en analizar dos tipos de soledad y tres tipos de aislamiento social. Los participantes, con una edad promedio de 56 años, fueron reclutados entre 2006 y 2010 y seguidos durante aproximadamente 12 años. Los hallazgos son significativos para la salud pública, ya que sugieren que las conexiones cercanas con seres queridos son más valiosas que las interacciones superficiales para reducir el riesgo de muerte prematura.
La soledad se evaluó en función de la frecuencia con la que los participantes sentían que podían confiar en alguien cercano y la frecuencia con la que se sentían solos. El aislamiento social, por su parte, se midió según la frecuencia de las visitas de amigos o familiares, la participación en actividades grupales semanales y si los individuos vivían solos.
El estudio también observó que la falta de cualquiera de estas cinco formas de conexión social se asoció con un mayor riesgo de muerte por cualquier causa. Estos resultados subrayan la importancia de mantener relaciones cercanas y regulares con amigos y familiares, más allá de la participación ocasional en actividades grupales.
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Los expertos no involucrados en el estudio elogiaron su contribución a la comprensión de la relación entre las conexiones sociales y la salud. El Dr. Anthony Ong, profesor de psicología de la Universidad de Cornell, destacó que el estudio proporciona una base empírica para futuras investigaciones sobre si mejorar ciertos tipos de conexión social podría beneficiar a los grupos más aislados.
Además, la desconexión social se relacionó con una función inmune deficiente, problemas cardiovasculares y deterioro del desarrollo neurológico. Estos factores, sumados a hábitos poco saludables como fumar, beber en exceso o la falta de actividad física, pueden contribuir al aumento del riesgo de muerte prematura.
El coautor del estudio, Jason Gill, profesor de salud cardiometabólica de la Universidad de Glasgow, resaltó la necesidad de implementar múltiples estrategias para abordar los diferentes componentes del aislamiento social. Las personas que reciben visitas de sus seres queridos y participan en actividades grupales pueden beneficiarse aún más en términos de conexión social.
La doctora Olivia Remes, investigadora de salud mental de la Universidad de Cambridge, sugiere que actividades grupales como clases de pasatiempos o servicios religiosos pueden ser beneficiosas para aquellos que buscan mejorar su bienestar social.
Fuente: CNN.
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