En un movimiento político, el presidente de la República, Santiago Peña, firmó un decreto que otorga más poderes al Gabinete Civil de la Presidencia, liderado por Lea Giménez. Este cambio supone una reorganización significativa dentro del Gobierno, y puede tener implicaciones profundas para el funcionamiento de nuestra administración pública.
Según el Decreto 639, firmado el pasado viernes, el Gabinete Civil asume la Secretaría General y Jefatura del Gabinete, la Asesoría Jurídica, la Asesoría Política, la Secretaría Privada, la Secretaría Ejecutiva y la Oficina de la Primera Dama, entre otros cargos que ya poseía.
Pero eso no es todo: el presidente Peña extendió las responsabilidades de Giménez hasta incluir “organismos institucionales y reparticiones del Estado”. Esta amplitud en el término utilizado podría referirse a cualquier Poder, incluso el Legislativo.
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En la práctica, esto significa que Giménez ahora tiene una influencia considerable en muchos aspectos del Gobierno. Aunque el vicepresidente Pedro Alliana sigue siendo el nexo constitucional de la Presidencia ante el Congreso, Giménez también asumirá este papel.
Este cambio es notable, especialmente si lo comparamos con la organización del gobierno anterior. Durante el mandato de Mario Abdo, la Secretaría Privada, la Oficina de la Primera Dama, la Unidad de Gestión de la Presidencia, la Asesoría Técnica Legislativa, la Asesoría Política y la Unidad Interinstitucional para la Prevención, Combate y Represión del Contrabando formaban parte del personal de la Presidencia. El secretario general y jefe del Gabinete Civil se ocupaban únicamente de la parte operativa de lo que ocurría en el Palacio de López.
Con este nuevo decreto, Santiago Peña parece estar redefiniendo el papel del Gabinete Civil en su administración. Al otorgar más poder a Lea Giménez, está claro que confía en sus habilidades y juicio para manejar estas responsabilidades adicionales.
Fuente: El Nacional.