Alerta roja: El silencioso azote del cáncer de pulmón

Una enfermedad que avanza en silencio, un enemigo invisible que ataca los pulmones, así se podría describir al cáncer de pulmón. Esta patología, a menudo asociada con la imagen del fumador, está poniendo en alerta a los especialistas, quienes recientemente actualizaron las pautas para su detección.

Según la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer, se amplió la recomendación de realizar pruebas de detección anuales a través de tomografías computarizadas de dosis baja. El objetivo es claro: detectar temprano y combatir con mayor eficacia. Ahora, se incluyen a personas de entre 50 y 80 años con un historial de 20 años o más de paquetes-año, sin importar cuánto tiempo haya pasado desde que dejaron de fumar.

¿Por qué esta alarma? Los números hablan por sí solos. Se estima que en este año, habrá cerca de 238.000 casos nuevos y aproximadamente 127.000 personas perderán la vida a causa de este cáncer. Sin distinción, ataca tanto a hombres como a mujeres, aunque es cierto que en hombres es superado por el cáncer de próstata y en mujeres por el de mama.

¿Qué nos dice la ciencia sobre el cáncer de pulmón? Existen dos tipos principales: el cáncer de pulmón de células pequeñas (SCLC) y el cáncer de pulmón de células no pequeñas (NSCLC). El SCLC es más agresivo y común en fumadores, mientras que el NSCLC, más prevalente, puede diagnosticarse incluso en no fumadores.

Pero, ¿qué tanto afecta el tabaquismo? La respuesta es contundente: es el principal factor de riesgo. Se estima que el 80% de las muertes por cáncer de pulmón se deben a esta adicción. No importa la forma, cigarrillos “light”, puros o pipas, el riesgo persiste. Y no se puede ignorar el peligro del humo de segunda mano. Vivir con un fumador incrementa significativamente el riesgo de desarrollar la enfermedad.

No solo el humo del tabaco es el villano en esta historia. La exposición al radón, asbesto y la radioterapia previa en el tórax son otros factores de riesgo. Incluso, un 1% a 2% de las muertes por este cáncer en Estados Unidos se atribuyen a la contaminación del aire.

¿Y los síntomas? En fases iniciales pueden ser confusos: tos persistente, dificultad para respirar, fatiga. A medida que avanza, se suman síntomas más alarmantes como pérdida de peso inexplicable, dolor de huesos y coloración amarillenta de la piel.

Por eso la detección temprana es vital. Las pruebas de detección salvan vidas, y la ampliación de las pautas busca precisamente eso. Pero, ¿cómo combatirlo una vez diagnosticado? Los tratamientos varían desde radiación y quimioterapia hasta cirugía e inmunoterapia. Todo depende del tipo y etapa del cáncer, así como de la salud general del paciente.

Para reducir el riesgo, la recomendación es unánime: dejar de fumar. Hacerlo disminuye considerablemente el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón. Además, es fundamental tomar conciencia sobre los riesgos laborales y la calidad del aire en nuestros hogares.

Con esta nueva alerta, queda claro que la lucha contra el cáncer de pulmón requiere de un enfoque multifacético, donde la prevención y la detección temprana son fundamentales. No es solo un asunto de fumadores; es una responsabilidad de todos.

Fuente: CNN.

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