La calidad de vida de quienes sufren linfedema y enfermedad venosa es un tema de creciente interés. Pero ¿cómo se manifiesta esta condición y qué soluciones existen?
La Dra. Chantal Agüero, flebóloga destacada, nos ilumina sobre este padecimiento que se presenta con hinchazón debida a la acumulación de líquido linfático en el cuerpo. Los vasos linfáticos, encargados de drenar la linfa, al fallar generan edemas en brazos, piernas y otras partes del cuerpo. Esta situación, si no se trata adecuadamente, puede desencadenar serios problemas de salud.
La relación entre el sistema linfático y la enfermedad venosa es estrecha; un fallo en uno puede desencadenar problemas en el otro. En palabras de la Dra. Agüero, “si uno falla, a la larga se produce la falla del otro”. Las evidencias recientes demuestran que la absorción y posterior drenaje de las venas se complementan con los linfáticos, significando que cualquier edema crónico indica una falla de la función linfática.
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Entonces, ¿cómo se vive con linfedema? La clave está en la compresión. La compresión neumática intermitente avanzada, conocida como botas para presoterapia, estimula el sistema linfático ofreciendo una alternativa cómoda y eficaz para autocontrolar el linfedema y las úlceras venosas de la pierna que no cicatrizan. Esto, junto con el drenaje manual y ejercicios específicos para el linfedema, forman un trío poderoso en el tratamiento de estas condiciones.
La Dra. Agüero enfatiza la importancia de la vestimenta de compresión para realizar actividad física, a la vez que señala la controversia en torno a la duración e intensidad de los ejercicios, la dosis de presión, y el tipo de compresión necesarios para cada caso.
Los ejercicios son fundamentales, y no solo para el linfedema. “Se denomina bomba venosa músculo articular al conjunto de elementos que promueven un movimiento coordinado y eficaz de los músculos gemelares con los de la pierna y articulaciones del tobillo y rodilla”, aclara la especialista. Este mecanismo asegura una mejoría en la función de la bomba venosa y del rango de movimiento del tobillo, algo crucial en pacientes con dolor a causa del linfedema.
Los beneficios de un régimen de ejercicios se extienden a la reducción del dolor y mejora en la calidad de vida. Agüero cita estudios que demuestran la eficacia del entrenamiento con ejercicios para mejorar el reflujo venoso, la fuerza muscular y la calidad de vida, incluso en pacientes con enfermedad venosa avanzada.
La obesidad, un factor de riesgo significativo para la enfermedad venosa, no debe ser ignorada. Un estilo de vida saludable, que incluya actividad física regular y control del peso, es esencial para prevenir y manejar estas condiciones.
Finalmente, la terapia del agua emerge como una solución prometedora. Ejercicios en el agua demostraron un gran efecto positivo sobre los pacientes afectados, disminuyendo notablemente la hinchazón causada por insuficiencia venosa y linfática. La inmersión acuática termal, en particular, potencia los beneficios clínicos de un protocolo de ejercicio estandarizado para pacientes con enfermedad venosa crónica.
Fuente: ABC.
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