Paraguay se ha convertido en uno de los países con mayor criminalidad organizada del mundo, según criminólogos. Ocho factores clave contribuyen a esta problemática.
El reciente informe de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional ha situado a Paraguay en una posición alarmante: el país ha obtenido la segunda calificación más alta en criminalidad en Sudamérica y la tercera en las Américas. Este repunte en la calificación de “criminalidad” preocupa a los expertos y pone a Paraguay en el mismo nivel que Colombia y México, países notoriamente afectados por la criminalidad organizada.
Según el Índice Global de Crimen Organizado, que se realiza bianualmente, la criminalidad en Paraguay ha experimentado un aumento significativo. Medios internacionales como la BBC News han destacado este dato preocupante y han consultado a expertos sobre las razones detrás de este ascenso en el ranking.
Carolina Sampó, doctora e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, afirmó que los criminales en Paraguay han aprovechado durante años “la falta de reputación del país como exportador de drogas para reenviar cocaína sin ser detectados y redirigirla a puertos de salida no tradicionales y rutas contraintuitivas”.
La situación de criminalidad en Paraguay cobró mayor visibilidad internacional con el asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci en mayo de 2022. Las autoridades locales han encontrado indicios que apuntan al Primer Comando de la Capital (PCC), uno de los mayores grupos delictivos de Brasil, como autores intelectuales del homicidio.
En este contexto de creciente criminalidad en Paraguay, los expertos han identificado al menos ocho factores adicionales que han propiciado la transformación del país en un epicentro de actividad criminal internacional:
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Presión en países vecinos: El incremento del control en los puertos de Argentina y Brasil ha llevado a que Paraguay se convierta en un nudo central para la distribución de cocaína andina, gracias a su cercanía con dos de los principales productores de esta droga: Perú y Bolivia.
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Hidrovía Paraná-Paraguay: Según Juan A. Martens, investigador y criminólogo paraguayo, es “muy fácil” para los criminales traficar drogas por esta ruta fluvial.
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De marihuana a cocaína: Paraguay ha evolucionado de ser el primer productor de marihuana de Sudamérica a uno de los principales distribuidores de cocaína, a pesar de no producirla.
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La llegada del PCC: La expansión del Primer Comando de la Capital (PCC) a países vecinos y sus conexiones con redes internacionales evidencian su creciente influencia en América del Sur.
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Narcopolítica: Diversos organismos internacionales sostienen que Paraguay padece un problema generalizado de corrupción que afecta a todos los niveles del gobierno y la sociedad, tanto en el ámbito público como privado.
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Nulos controles y frontera porosa: Se estima que existen alrededor de 200 pasos ilegales entre Argentina y Paraguay. La corta distancia fluvial entre ambos países, sumada a la falta de recursos para controlar el espacio aéreo paraguayo, contribuyen a la porosidad de su frontera.
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Tráfico de armas: La legislación paraguaya favorece la fácil adquisición de armas, muchas de las cuales terminan en las favelas de Brasil.
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Contrabando y falsificación de productos: Estas actividades ilícitas son una fuente de financiamiento para las operaciones criminales en el país.
Estos factores, junto con los ya mencionados, subrayan la urgencia con la que Paraguay debe abordar su problemática de seguridad. Solo a través de un enfoque integral y sostenido se podrá combatir eficazmente la criminalidad organizada.
Fuente: ABC Color.