En nuestra sociedad cada vez más conectada, es común que el teléfono celular se convierta en un comensal más en la mesa. Sin embargo, este hábito aparentemente inofensivo puede tener serias consecuencias para nuestra salud, aumentando el riesgo de padecer enfermedades como la obesidad, la diabetes y los problemas cardiovasculares.
Según un estudio de la Universidad de Bristol publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, la presencia de un celular durante la comida puede alterar el ritmo de ingesta de los alimentos. Concentrados en la pantalla, tendemos a comer más rápido y a ignorar las señales de saciedad que nuestro cuerpo nos envía. Como resultado, corremos el riesgo de comer en exceso, lo que a largo plazo puede contribuir al aumento de peso y alterar la regulación normal del apetito.
No solo eso, sino que estar pendientes del celular también puede incrementar la cantidad de comida que ingerimos. Absortos en la pantalla, podemos llegar a consumir hasta el doble de raciones sin darnos cuenta. Este exceso de comida puede aumentar el riesgo de desarrollar problemas de salud graves como la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y los problemas articulares.
Además, comer mientras usamos el celular puede afectar nuestra digestión. Al no prestar atención a cómo masticamos, podemos tragar más aire, lo que puede llevar a una digestión lenta y a la sensación de hinchazón después de comer.
Por último, el uso del celular durante las comidas también podría influir en nuestras elecciones alimenticias. Distraídos por la tecnología, podríamos optar por alimentos procesados y “chatarra” en lugar de opciones más saludables como frutas y verduras.
Por todo ello, es importante tomar conciencia de estos riesgos y buscar momentos para desconectar de la tecnología, especialmente durante las comidas. Recordá, tu salud está en tus manos, o mejor dicho, en tu tenedor. Así que, la próxima vez que te sientes a comer, dejá el celular a un lado y disfrutá de tu comida. Tu cuerpo te lo agradecerá.
Fuente: La Nación.