Si te sentís irritable, fatigado o tenés problemas para dormir, es posible que tu cuerpo esté clamando por un nutriente esencial: el L-triptófano.
Este aminoácido, que nuestro organismo no puede producir por sí mismo, es precursor de la serotonina, también conocida como “la hormona de la felicidad”. ¿No es sorprendente que algo tan pequeño pueda tener un impacto tan grande en nuestro bienestar?
El L-triptófano no solo se combina con otras moléculas para formar proteínas, sino que también desempeña un papel vital en varios procesos metabólicos. Pero su función estrella, sin duda, es su relación con la producción de serotonina, un neurotransmisor que regula nuestro estado de ánimo, estrés y apetito.
Este super nutriente también contribuye a la síntesis de melatonina, la hormona que regula nuestros ciclos de sueño y vigilia.
Además, asegura el buen funcionamiento del sistema nervioso, mantiene la piel sana y favorece la circulación. Por tanto, no es de extrañar que un déficit de L-triptófano pueda desencadenar problemas como la ansiedad, el insomnio, el estrés e incluso la depresión.
La buena noticia es que podemos obtener este valioso aminoácido a través de nuestra dieta. Carnes blancas, lácteos, frutos secos, semillas y legumbres son excelentes fuentes de L-triptófano. Y para potenciar sus beneficios, se recomienda complementarlo con vitamina B6 y magnesio.
Pero, como ocurre con cualquier cambio en nuestra alimentación, siempre es recomendable consultar primero con un profesional de la salud. Así que, antes de lanzarte a incorporar más L-triptófano en tu dieta, recordá pedir el “visto bueno” de tu médico o nutricionista. Tu cuerpo te lo agradecerá. Y vos, a su vez, podrás disfrutar de una vida más equilibrada y feliz.
Fuente: La Nación.
