Raíces ocultas del narcotráfico en Paraguay: Un viaje al pasado (II)

El Paraguay, conocido por su riqueza cultural y su historia vibrante, también carga con una sombra oscura: el narcotráfico. Este fenómeno, que ha cobrado fuerza en las últimas décadas, tiene raíces profundas que se remontan a mediados del siglo XX.

En este artículo, te presentamos de forma resumida la continuación del trabajo investigativo del sociólogo Carlos Aníbal Peris Castiglioni publicado por el medio El Nacional,  el mismo será incluido en el Anuario 2023 de la Academia Paraguaya de la Historia.

El narcotráfico en Paraguay comenzó a gestarse en la década de 1950, cuando la marihuana era legal en Brasil. En aquel entonces, esta planta se cultivaba principalmente en ciudades portuarias como Santos, Bahía y Alagoas. Sin embargo, la presión internacional llevó a Brasil a cambiar su política sobre el cannabis, pasando de tolerarlo a estigmatizarlo y prohibirlo.

Este cambio de paradigma, impulsado por Estados Unidos, Francia e Italia, generó una serie de consecuencias imprevistas. A medida que las autoridades brasileñas comenzaron a reprimir el cultivo de marihuana, los productores buscaron nuevos lugares para continuar con su actividad.

Fue así como Mato Grosso, una región rural de Brasil en crisis económica, se convirtió en el nuevo epicentro de la producción de marihuana. Pero no tardaron en surgir problemas. La creciente presión de las autoridades brasileñas y la proximidad geográfica de Paraguay, un país con una supervisión más laxa, llevaron a los narcotraficantes a trasladar sus operaciones al otro lado de la frontera.

Hacia finales de los años 50, Ponta Porã, ciudad en el antiguo Mato Grosso, emergió como un nuevo centro de cultivo de drogas. La marihuana, conocida como la “hierba maldita”, comenzó a ser plantada allí, creando un grave problema ya que se distribuía clandestinamente al resto del país.

En 1960, el Jornal do Brasil publicó un artículo titulado “Ponta Porã sustituye el mate por la marihuana para sobrevivir”. Este reportaje reveló cómo la marihuana se había trasladado a esa ubicación y vinculaba esta transición con una dura realidad social. Los agricultores que antes cultivaban yerba mate comenzaron a producir cannabis debido a la similitud en las técnicas de cultivo y el conocimiento agrícola existente. Este cambio reflejó una dinámica compleja: áreas caracterizadas por la precariedad, desigualdad y abandono social, político y económico se convertían en lugares ideales para el cultivo ilegal. En este caso, fueron Mato Grosso y Ponta Porã los elegidos.

“Ponta Porã sustituye el mate por la marihuana para sobrevivir” (Jornal do Brasil, 1960). Archivo del autor

Las noticias también destacaban la dinámica entre las ciudades fronterizas de Ponta Porã y Pedro Juan Caballero. Aquí, la “droga paraguaya” se transportaba en autos, autobuses y camiones, aprovechando las ventajas en “precio de venta” y las “facilidades en su producción”, ya que no era considerada un crimen en Paraguay.

La plantación de marihuana en Pedro Juan Caballero se dio por las dinámicas de ciudad espejo con su vecina Ponta Porã. A pesar de la división política, la frontera entre Brasil y Paraguay era imprecisa y viva. Pedro Juan Caballero, descrito como un lugar de incipiente concentración de tierra, carencias materiales de los pobladores, comercio de contrabando y vigilancia escasa o cómplice, se convirtió en la zona perfecta para el cultivo de cannabis.

Contrabando de Ponta Porã a Pedro Juan Caballero, cruzando la calle, sin ningún control (O Cruzeiro, 1959). Archivo del autor

Finalmente, en 1971, apareció la noticia “Camino de la marihuana”. Esta hablaba de una producción de años, que se llevaba entre las ciudades fronterizas de Ponta Porã y Pedro Juan Caballero, dominada por la familia del brasileño João Morel. Los Morel controlaron gran parte del estupefaciente en el territorio nacional hasta principios del siglo XXI. Sin embargo, su hegemonía terminó en 2001 cuando, por orden de Fernandinho Beira Mar, mataron a los hermanos Ramón y Mauro Morel, descendientes de João, en una zona boscosa de Capitán Bado, Amambay.

Este oscuro capítulo de nuestra historia reciente nos obliga a reflexionar sobre cómo combatir el narcotráfico. No basta con reprimir a los productores y traficantes; también es necesario abordar las causas subyacentes que permiten que este fenómeno prospere. Para ello, es fundamental implementar políticas de desarrollo económico y social que ofrezcan alternativas viables a las personas que, por falta de oportunidades, se ven arrastradas al mundo de las drogas.

En el año 2021, el medio brasileño O Globo publicó un artículo titulado “Del café a la cocaína: cómo los narcotraficantes brasileños se convirtieron en ‘reyes de la frontera’ con Paraguay”. La noticia destacaba la existencia de una larga lista de ciudadanos brasileños que se convirtieron en “celebridades del crimen” en Pedro Juan Caballero, aprovechando la escasa vigilancia de la “frontera seca” para transportar mercancías a gran escala a través de carreteras. Durante más de medio siglo, los productos de contrabando variaron desde el café brasileño, los cigarrillos americanos, el whisky escocés, hasta la marihuana y la cocaína.

Esta nota reafirma la hipótesis de este estudio y cierra la segunda historia contada.

Palabras finales

Las crónicas de Ricord en la nación, aunque llenas de elementos y recursos de una trama interesante, corresponden a una segunda etapa en la evolución de la historia del narcotráfico en Paraguay. Los verdaderos orígenes, como se demostró en este texto, remontan a finales de la década de 1950.

La presión internacional, las noticias estigmatizantes y discursos racistas dirigidos a ciertos grupos de población, sumados a prohibiciones y persecuciones, llevaron a que el cultivo del cannabis se trasladara, primero dentro del territorio brasileño y luego, siguiendo la lógica de ciudades espejo, a Pedro Juan Caballero.

La secuencia de eventos mostrada evidencia la importancia de prestar atención a los factores sociales. Si no se hubieran configurado de la manera en que lo hicieron, no se habría producido ese traslado.

La historia narrada también nos obliga a reflexionar sobre cuándo “una cosa” se convierte en un problema. La marihuana –el cáñamo– era perfectamente normal hasta comienzos del siglo XX. Su prohibición la convirtió en un drama, iniciado principalmente por una presión internacional liderada por Estados Unidos, país donde primaban discursos racistas hacia los afroamericanos.

Habiendo marcado este punto de inicio, queda ahora adentrarse en las otras etapas de la historia del narcotráfico en Paraguay (segundo periodo: jerarcas militares (1970 a 1989), tercer periodo: patrones de frontera (1989 a 2001), y cuarto periodo: empresas transnacionales del crimen organizado: Comando Rojo y Primer Comando de la Capital (2001 hasta la actualidad). Estas etapas serán exploradas en futuras ediciones del Anuario de la Academia Paraguaya de la Historia.

Fuente: El Nacional.

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