La nueva ruta de Caacupé, que prometía ser una mejora para el transporte de los pobladores y viajantes, se ha convertido en un foco de tragedias. En apenas tres meses, 15 accidentes graves y 4 muertes han ensombrecido este camino que, paradójicamente, carece de iluminación.
Los accidentes se registran a diario en el kilómetro 55 de la ruta PY02 de Caacupé, un punto oscuro donde los coches circulan a velocidades que alcanzan los 100 kilómetros por hora. Según la Policía Nacional, la imprudencia, los conductores en estado etílico y la falta de educación vial son los principales causantes de estas desgracias.
El Comisario Jorge Piñanez, jefe de la Dirección de Policía de Cordillera, lamenta profundamente la situación y señala que, a pesar de los controles de tránsito, la familiaridad con la nueva ruta aún es escasa, y muchos conductores optan por el alcohol antes que la seguridad.
En respuesta a esta crisis, desde la dirección policial se ha solicitado a la Patrulla Caminera reforzar la seguridad vial en la zona. Además, se ha pedido a la ANDE que instale iluminación en el kilómetro 55, una medida que podría ser vital para prevenir futuros accidentes.
La población de la Villa Serrana es la más afectada por esta situación. A pesar de que la ruta representa un avance significativo, la falta de iluminación, paso peatonal y señalizaciones en puntos claves como el kilómetro 55, donde convergen varias comunidades, pone en riesgo mortal a los habitantes que intentan cruzar al otro lado de la ruta.
Los accidentes son especialmente frecuentes en los kilómetros 55 y 61 de la ruta PY02. En estos tramos, la alta velocidad de circulación y la imprudencia de peatones y conductores se combinan para dar lugar a tragedias, como la ocurrida el pasado 10 de octubre, cuando una madre y su hija de 7 años fueron embestidas por una camioneta.
Este tipo de incidentes, que se repiten constantemente, han generado una creciente preocupación en la población, que espera soluciones urgentes para evitar la pérdida de más vidas.
Fuente: ABC Color