La Penitenciaría Nacional de Tacumbú está sumida en una crisis sin precedentes. El detonante fue la afirmación del ministro de Justicia, Ángel Barchini, el pasado 2 de octubre, de que un policía fugado fue asesinado por miembros del clan Rotela, una declaración que provocó un estallido de violencia dentro del centro reclusorio, que inició ayer 10 de octubre en horas de la tarde.
Los reclusos, principalmente miembros del clan Rotela liderados por Armando Javier Rotela, tomaron el control del penal y secuestraron a una veintena de guardiacárceles y mujeres. La situación es tan crítica que los reclusos han pedido que Barchini acuda a “negociar”. Sin embargo, el ministro ha optado por mantenerse en silencio.
La tensión se intensificó cuando los internos difundieron un video que supuestamente demostraría que el suboficial Oliver Daniel Lezcano, procesado por el asesinato del militar Líder Javier Ríos, no fue asesinado sino que se fugó. Mientras tanto, en las afueras del penal, familiares de los reos exigían la presencia de Barchini.
En respuesta a la creciente presión, Barchini convocó a una conferencia de prensa en la que se esperaba que hablara o actuara como mediador. Sin embargo, de manera insólita, ni siquiera habló y hasta se mostró sonriendo. En su lugar, el ministro del Interior, Enrique Riera, anunció que el Gobierno había activado una mesa de crisis para buscar una solución.
A pesar de los esfuerzos del gobierno, los internos mantienen el control de la Penitenciaría Nacional de Tacumbú. Los guardiacárceles que están fuera del penal han solicitado la urgente presencia del ministro o del viceministro de Justicia para iniciar las negociaciones y liberar a los funcionarios penitenciarios y mujeres retenidos.
Fuente: Última Hora.
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