Inspirados por los casos de COVID-19 prolongado, donde los síntomas persisten tras superar la infección, los investigadores exploran ahora un fenómeno similar con otras infecciones respiratorias.
La epidemióloga Giulia Vivaldi, del estudio Covidence UK de la Universidad Queen Mary de Londres, lidera este nuevo análisis que no solo reitera el impacto a largo plazo del COVID-19, sino que también desvela cómo otras infecciones respiratorias pueden tener efectos persistentes en los individuos.
La investigación, publicada en la revista EClincialMedicine de The Lancet, recopiló datos de más de 10.000 personas, explorando la persistencia de 16 síntomas específicos asociados con el COVID-19 prolongado.
Este estudio encontró que tanto las personas que habían sufrido de COVID-19 como las que enfrentaron otras infecciones respiratorias, experimentaron una mayor probabilidad de síntomas persistentes en comparación con las que no tuvieron ninguna de estas infecciones desde mayo de 2020.
Los síntomas persistentes incluyen fatiga, dificultad para respirar, mareos, problemas de concentración, problemas de memoria, problemas estomacales, tos y problemas para dormir.
Estos síntomas pueden afectar la calidad de vida de los individuos, y el estudio también intenta diferenciar entre el impacto de un “resfriado largo” y el COVID-19 prolongado.
El Dr. David Strain, de la Universidad de Exeter Medical School en el Reino Unido, recuerda cómo la pandemia de gripe de 1918 dejó a muchos con síntomas que perduraron por décadas.
La actual pandemia de COVID-19 resalta una vez más la necesidad de entender y tratar los síndromes post-infección.
El Dr. Peter Openshaw del Imperial College de Londres advierte sobre la necesidad de una recuperación gradual post-infección, subrayando que los síntomas persistentes deben ser tomados en serio para evitar complicaciones mayores.
Fuente: CNN.
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