Los frutos secos han sido elogiados por nutricionistas por su perfil nutricional rico en grasas saludables como las monoinsaturadas y poliinsaturadas, que ayudan a reducir el colesterol.
Además, son una fuente invaluable de fibra dietética, proteínas vegetales, vitaminas y minerales esenciales como la vitamina E, potasio, calcio y magnesio. Este perfil nutricional los coloca como aliados en la promoción de una salud cardiovascular óptima.
Una ayuda concreta para el corazón
La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) respalda el consumo de frutos secos como parte de una dieta equilibrada, sugiriendo que consumir 1.5 onzas al día puede contribuir a la reducción del riesgo de enfermedades cardiacas.
Así, un puñado de nueces o almendras puede ser un paso sencillo hacia un corazón más sano.
Variedad nutricional en cada fruto seco
Cada tipo de fruto seco cuenta una historia nutricional diferente. Por ejemplo, las almendras son ricas en calcio, vitamina E y fibra, mientras que las nueces son conocidas por su alto contenido de ácidos grasos omega-3 de origen vegetal.
Los pistachos, por otro lado, destacan por su contenido de potasio, ayudando a controlar la tensión arterial.
Creatividad en la cocina con frutos secos
Existen innumerables maneras de incorporar frutos secos en la dieta. Desde añadir nueces tostadas a una ensalada o un arroz integral, hasta utilizar pistachos para preparar un pesto de albahaca y ajo.
También se pueden utilizar como una alternativa saludable para empanar pollo o pescado, reemplazando el pan rallado tradicional.
Solo un puñado
A pesar de sus beneficios, es vital moderar el consumo de frutos secos, debido a su alto contenido calórico.
Un puñado al día es la recomendación general, integrando este hábito dentro de una dieta balanceada y variada.
Fuente: CNN.