La asociación entre el aumento de la temperatura y comportamientos violentos es sorprendente. Crímenes graves, guerras civiles, ataques terroristas y altercados en prisiones, todos muestran una tendencia al alza en días de intenso calor.
Un estudio realizado con estudiantes en California y Kenya descubrió que bajo ciertas condiciones de calor, los participantes demostraban un comportamiento más agresivo.
En particular, el juego “La alegría de la destrucción” reveló cómo algunos jugadores en condiciones cálidas estaban dispuestos a perjudicar más a sus compañeros.
Sin embargo, la agresión no se determina únicamente por el clima. Eventos externos, como tensiones políticas en Kenya, también desempeñan un papel importante.
Esto sugiere que el calor puede actuar como un catalizador en situaciones ya cargadas de tensión.
El cuerpo humano tiene que adaptarse al calor, y esto puede tener efectos sobre nuestro cerebro, en particular, en la corteza prefrontal, relacionada con la autorregulación.
La desviación de energía en nuestro cerebro puede hacer que seamos más impulsivos.
Una mala calidad de sueño debido al calor extremo puede aumentar la irritabilidad y disminuir la capacidad de toma de decisiones. El descanso adecuado es crucial para manejar las emociones de manera efectiva.
Dado el incremento progresivo de las temperaturas a nivel global, es esencial ser conscientes de cómo el calor puede afectar nuestro comportamiento.
Adaptar nuestras rutinas y actividades diarias para reducir el impacto negativo del calor se vuelve crucial.
Fuente: CNN
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