Un reciente cambio en el horario de las sesiones en la Cámara de Senadores ha desencadenado una serie de controversias y ha desatado preocupaciones sobre la posible censura y la pérdida de la diversidad de voces en el Senado. Esto ocurre en medio de una discusión en curso sobre la eficacia y la representatividad de la cámara.
El cambio reglamentario implica que las sesiones ordinarias que se realizaban los días jueves a las 9:00, pasarán a desarrollarse los días miércoles a las 13:00. Esta modificación ha causado preocupación entre los opositores, quienes señalan que, con el cambio de día y horario, los senadores trabajarán solo dos días a la semana a pesar del salario de G. 32 millones que perciben mensualmente.
Además de las preocupaciones sobre la reducción del tiempo de trabajo, la senadora Esperanza Martínez (FG) ha denunciado que el acortamiento del tiempo de debate para los legisladores constituye un intento de censura. Según Martínez, acallar las voces de los diferentes es el primer paso hacia la instauración de una dictadura.
Por otro lado, el presidente del Senado, Silvio “Beto” Ovelar (ANR, HC), ha defendido la reducción del tiempo de debate y negó cualquier intento de silenciar las críticas de la oposición. Según Ovelar, la capacidad de síntesis de un legislador será fundamental para ajustarse al nuevo tiempo asignado de 90 minutos.
Varios senadores, incluida la colorada Lilian Samaniego, han hecho un llamado a Ovelar para llegar a un acuerdo en la reunión de la mesa directiva. A pesar de estas peticiones, se sostiene que Ovelar no los escuchó.
Este cambio en la dinámica de la Cámara de Senadores ha levantado un debate de fondo sobre la naturaleza de la representación política y la importancia del discurso abierto y plural. ¿Podrán los legisladores adaptarse a este nuevo formato sin comprometer su deber de representar de manera efectiva y justa a sus electores? Solo el tiempo lo dirá.
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