Fusión de SET y Aduanas: Decisión apresurada y polémicamente sancionada

En un escenario político que deja poco margen para el debate democrático, la reciente fusión de la Subsecretaría de Estado de Tributación (SET) y Aduanas ha generado una oleada de críticas y preguntas sin respuesta.

A menos de un mes de su presentación, el proyecto de ley que establece la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios fue aprobado de forma apresurada y sin debate adecuado, suscitando dudas sobre su legitimidad y posibles consecuencias.

Las voces no escuchadas

Varios sectores afectados aún esperan ser escuchados. Las críticas y preocupaciones se han expresado desde todas las esquinas, cuestionando el hecho de que esta decisión se toma sin un examen suficiente de los argumentos contrarios y otorgando un “cheque en blanco” al próximo gobierno.

El proyecto de ley fue criticado no solo por su posible inconstitucionalidad, sino también por su falta de consulta previa con los sectores que serán afectados. A pesar de esto, prevaleció la urgencia del gobierno entrante de Santiago Peña de impulsar un paquete de reformas, posiblemente a expensas de un análisis más detenido de las implicaciones.

El rechazo al mayor debate

Los senadores Ever Villalba y Eduardo Nakayama, ambos del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), propusieron la postergación del proyecto, alegando que necesitaba más tiempo para el debate. Sin embargo, las diferentes bancadas coloradas y los partidos “satélites” del PLRA, Patria Querida y Hagamos, rechazaron esta petición.

El senador Dionisio Amarilla (PLRA) fue uno de los primeros en defender el proyecto de ley, a pesar de la falta de argumentos sustentables. Argumentó que ya no correspondía seguir dilatando el tema a juzgar por los resultados del sistema actual.

Es esencial que las reformas políticas y fiscales se realicen de manera considerada y con tiempo para un debate adecuado. La rapidez con la que se sancionó la fusión de la SET y Aduanas indica un apresuramiento que puede tener graves repercusiones en la transparencia y la eficacia de las instituciones fiscales.

En conclusión, el futuro de la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios está envuelto en incertidumbre y polémica. Si bien el cambio puede ser necesario, la forma en que se ha llevado a cabo deja mucho que desear en términos de proceso democrático y debate público. ¿Será esta la norma para futuras reformas bajo el gobierno de Santiago Peña?.

 

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