Provistos de pancartas y banderas, entre ellas la de Paraguay, los asegurados y jubilados se declaran hastiados de las «depredaciones» al fondo de jubilación, el servicio deficiente, la falta de profesionales y medicamentos. Su demanda es un “seguro social purificado, eficaz y libre de corruptos al mando”.
Eduardo Aguayo, líder de la Asociación Nacional de Asegurados, informó a NPY que la «barbarie» que se vive en la previsional y una crisis que se manifiesta «con un servicio cada vez más deplorable están directamente relacionados con los hechos de corrupción». Aguayo insistió en que la precariedad y la corrupción están interconectadas, ya que hay escasez de medicamentos, no hay suficientes profesionales para ofrecer una atención digna, ni se cuenta con una infraestructura adecuada para cada uno de los servicios.
“Miles de trabajadores, nuestros hijos, nuestros nietos ya no tendrán el futuro que nos merecemos”, expresó un jubilado del IPS. No es la primera vez que los asegurados y jubilados de la previsional se unen para denunciar las deficiencias de la institución.
El pasado 7 de febrero, realizaron una protesta frente a la residencia del titular del IPS, Vicente Bataglia, quien a pesar de las múltiples denuncias se aferra a su puesto. En marzo de este año también desfilaron por el centro de la capital con el objetivo de elevar sus voces en demanda de varias reivindicaciones, entre ellas la modificación de la Carta Orgánica y la derogación de la llamada «Ley Samaniego», que permite al IPS endeudarse para pagar a proveedores.
Un considerable despliegue policial recibió a los asegurados y jubilados, quienes ya llegaron a la residencia del presidente electo, Santiago Peña. Barricadas de seguridad instaladas impidieron que los manifestantes se situaran frente a la vivienda. Se espera que entreguen al futuro jefe de Estado un expediente con las demandas para el nuevo gobierno, que tomará posesión el próximo 15 de agosto.
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