Paraguay mejora, pero sigue entre los más corruptos de la región

La corrupción lleva una década estancada en América Latina, con escasos avances y muchos retrocesos debilita la democracia y los derechos humanos. Casi ningún país puede presumir de mejoras importantes en estos últimos 10 años en los que se lleva publicando el índice, puesto que la gran mayoría apenas han registrado avances o incluso han retrocedido en la clasificación anual de la entidad mencionada, de acuerdo al reporte de DW.

Encabezan la lista, Uruguay y Chile, con 73 y 67 puntos respectivamente sobre un máximo de 100, mientras que Venezuela (14) y Nicaragua (20) siguen siendo los países más corruptos.

Del resto, el único que aprueba es Costa Rica, con 58 puntos, al que siguen Cuba (46), Colombia (39), Argentina, Brasil (38), Ecuador, Panamá, Perú (36), El Salvador (34), México (31), Bolivia, República Dominicana, Paraguay (30), Guatemala (25) y Honduras (23).

Como se puede observar, al menos en Sudamérica, Paraguay es solo superado por Venezuela.

Paraguay es el único que ha mejorado significativamente su puntuación; en cuanto a lo que se refiere a la evolución en estos últimos diez años de clasificaciones. Mientras que  Chile, Guatemala, Honduras, Nicaragua o Venezuela han caído considerablemente.

Argentina es el país latinoamericano que más retrocedió en 2021, pierde 4 puntos respecto a 2020, resultado de la sensación de impunidad derivada de la injerencia política en la Justicia y, sobre todo, de los escándalos relacionados con el proceso de vacunación.

Culpa de Gobiernos

En entrevista con la Voz de América la directora de Transparencia Internacional, Delia Ferreira Rubiol, habló sobre la medición realizada. 

“El dinero que se pierde en corrupción y que va a bolsillos particulares, es el dinero que falta en educación, en salud, en infraestructura, en condiciones sanitarias adecuados y esto afecta claramente a la población”, manifestó. 

En un comunicado de prensa, afirmó que “los países de América están totalmente estancados en la lucha contra la corrupción. Los líderes corruptos apuntan contra activistas y consolidan su poder, al tiempo que se atacan los derechos de la prensa, la libertad de expresión y la libertad de asociación”.

“Insistimos en la necesidad de fortalecer los controles democráticos y el respeto a las libertades democráticas (….) como condiciones esenciales para una lucha eficiente contra la corrupción”, atizó durante el diálogo con VOA.

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