A raíz de las últimas noticias que indican un aumento en los casos de trastornos mentales en niños y jóvenes -algunos de los cuales derivaron en suicidio – padres y madres expresaron su preocupación por los cuadros depresivos que afectan principalmente a las generaciones más jóvenes.
Al respecto, el psicólogo y especialista en educación, Luis “Pai” Ramírez, habló en el programa AAM sobre la importancia de la salud mental y explicó cómo detectar las señales que alertan sobre algún tipo de estado depresivo en niños, adolescentes y jóvenes.
Muy lejos de los celulares y las computadoras, la base del desarrollo emocional de las personas durante sus primeros meses de vida depende exclusivamente de su vínculo con otros seres humanos, sostiene Ramírez.
“La mamá es central en los primeros días, porque el niño de repente nace a un mundo totalmente desconocido: tiene que llorar para poder mamar, tiene que regular toda su vida a través de sus sentidos y de su regulación corporal. Son días muy duros y tiene que estar presente ese vínculo humano, la ternura, el cuidado y el cariño. Eso no se puede dejar de hacer, no pueden estar ausentes los padres”, argumentó.
“Cuando abandonamos muy rápido eso y dejamos que los niños se desarrollen solos, ese es un problema”, agregó el profesional.
Si bien la virtualidad propone un manejo interesante de muchos aspectos de la vida, no debe reemplazar los factores esenciales para la construcción de la identidad humana, sostiene Ramírez.
“Le hacemos vivir a nuestros hijos una vida en donde prima la relación humana a través de la tecnología. Entonces cuando nos toca procesar cuestiones humanas que son esenciales para el desarrollo (formar una pareja, una familia, funcionar bien en el trabajo o ser un estudiante equilibrado), no tenemos el ejercicio y ni las herramientas para trabajar nuestro mundo interior”, explicó el psicólogo.
El especialista en educación también indicó que prestarle el celular al niño para que juegue, es un hábito muy riesgoso para su salud mental si no se ponen ciertos límites.
“Tenemos que decir que hoy es el elemento más rápido, práctico y eficaz para tener ‘controlados’ a nuestros hijos. Cuando queremos hacer algo le pasamos el celular y parece que el teléfono se encarga”, expresó.
“En el corto plazo funciona, pero en el mediano y en el largo plazo genera muchas dificultades. Tanto es así que las sociedades científicas más importantes ya recomiendan ‘pantalla cero’ para los niños hasta los dos años como mínimo”, informó Ramírez.
El profesional hizo énfasis en la importancia de la familia durante el desarrollo metal del niño o el adolescente, ya que son las personas del entorno más cercano quienes deben contener y responder a sus necesidades emocionales.
“El niño va sintiendo emociones y muy posteriormente empieza la construcción de las ideas. Entonces si no tiene las emociones básicas de confianza y seguridad para construir su mundo, para basar su vida, es un chico que va a crecer con una identidad de inseguridades”, aseguró el experto.
“El maestro es una de la más grandes, bellas y lindas redes de contención para un niño. Pero lastimosamente eso no se le indica al maestro. Al maestro se le inculca que esté preocupado por si el alumno suma o si resta. No digo que está mal, pero no puede dejar de ver otros procesos”, dijo Ramírez.
El experto asegura que hoy en día los menores pasan más tiempo en la escuela que con sus padres, y es por eso que los docentes tienen acceso a varios aspectos de la vida de sus estudiantes. “El maestro tiene la fotografía real de ese niño en distintos momentos: cuando estudia sociales, matemática, cuando está en el recreo, cuando come; a veces por encima de los padres que nunca lo ven comer”, manifestó.
“No podemos sacarle al maestro ese rol tan fundamental de ser la mejor red de contención. Y hay que prepararlos y entrenarlos para que puedan ver, para que tengan el ojo entrenado para ver cuándo hay una dificultad”, afirmó Ramírez.
El Lic. Ramírez indicó que existen ciertas señales que pueden indicar algún trastorno mental en la salud. “Es necesaria la capacidad de vincularse con otros, la capacidad de entender las emociones del otro y la capacidad reflexiva. Cuando esos elementos están quebrados, son signos de alerta”, expresó.
“Lo más visible es el encierro: cuando un niño se retrae, cuando no participa o no come, son señales muy visibles (…) Pero tanto el aislamiento como tener una conducta agresiva, no respetar a los compañeros o a la maestra, no respetar los límites, es tan alarmante como el que está sentado y no emite sonido”, explicó.
Otro fenómeno que tomó notoriedad durante las últimas semanas, fue la gran movilización que varios estudiantes de la Carrera de Medicina hicieron para alertar las constantes presiones que sufren durante sus años de estudio y hasta derivan en cuadros de depresión, por los cuales varios estudiantes ya se quitaron la vida.
“No digo que una universidad no tenga que ser exigente; pero cuando hay una autoridad desmedida, descontrolada y que no conduce a ningún fin más que a la idea de algún profesor que cree que generando miedo o burla en los alumnos va a producir mejor aprendizaje, eso no es así, eso no existe”, aseguró Ramírez.
Ramírez argumenta que, si bien un suicidio responde a una serie de factores complejos, la sociedad paraguaya aún confunde “mano dura” con un buen aprendizaje, lo que finalmente deriva en cuadros como los mencionados anteriormente.
“Hay mucha complejidad para llegar finalmente un suicidio, a sacarse la vida. No es un acto sencillo que dependa de una sola cosa, pero hay que trabajar desde un desarrollo emocional diferente, porque toda la sociedad confunde la imposición arbitraria de la autoridad sin sentido con la exigencia natural de la vida”, reflexionó el profesional.
“Si a eso le sumamos que hoy los jóvenes están menos armados en su vida emocional porque vienen de una ausencia de contención y no están pudiendo lograr sus objetivos, se les acaba el sentido de la vida”, alertó.
Ramírez admitió que la rigurosidad y el maltrato eran comunes décadas atrás, pues esta forma de “educar” se imponía en muchos aspectos de la sociedad, no solo en las escuelas o universidades.
“Viene de una época de las que algunos nos formamos que se llama la “escuela del dolor” y para todo era así. Si vos jugabas al fútbol, el profesor te entrenaba diciendo cosas malas para que seas fuerte. Eso nunca funcionó. Es toda una dinámica que en realidad no tiene porqué ser así; no vamos a encontrar una sola escuela importante que viva esos excesos de autoridad como un medio”, aseguró.
“No hay personas fuertes que funcionen con ese esquema, porque finalmente estamos hablando de maltrato y no hay derecho de tener que vivir eso para decir ‘yo voy a estudiar medicina’”, sostuvo el psicólogo.
Ante a los numerosos problemas que atraviesa la sociedad y que afectan principalmente a la población más joven, el experto en educación aseguró que es necesario crear una “escuela nueva” donde el amor y la contención sean aspectos fundamentales para ayudar al niño en su pleno desarrollo emocional, de manera sana y armónica con su entorno.
“Es la escuela que nuestros hijos necesitan hoy. No necesitan ponerle más estrés sobre cuánto lee y cuánto no lee. Eso va a ser un proceso casi natural en el desarrollo evolutivo del niño, siempre y cuando se trabaje la capacidad reflexiva, porque esos son los dos ejes”, argumentó.
“A los niños tenemos que ayudarlos a que se ‘autoregulen’, hasta los nueve años tenemos tiempo de desarrollar magníficamente eso para que después desarrollen el conocimiento que quieran”, finalizó el profesional.
Esta web usa cookies.