Este mes de julio fue histórico para las organizaciones que luchan por fomentar la donación de órganos; ya que el Ejecutivo finalmente promulgó la comentada “Ley Anita”.
Pese a que esta nueva norma genera ciertas dudas en la ciudadanía, los expertos en Salud Pública aseguran que traerá grandes beneficios a los pacientes y en todo el sistema sanitario.
El pasado miércoles 24 de julio, el presidente de la República Mario Abdo Benítez emitió el decreto “que modifica varios artículos de la Ley Nº 1.246/1.998 de trasplantes de órganos y tejidos anatómicos humanos”. Esta nueva norma es conocida popularmente como la “Ley Anita”.
Con esta nueva modificación, todas las personas mayores de 18 años son automáticamente donantes de órganos y tejidos anatómicos, sin necesidad de estar inscriptos en el Instituto Nacional de Ablación y Trasplante (INAT), salvo expresa constancia de negación.
Cabe señalar que el proyecto de ley ya fue aprobado en septiembre del 2018 por ambas Cámaras del Congreso Nacional. Posteriormente pasó al Ejecutivo para su aprobación o veto. En ese momento fue promulgada y ahora puesta en vigencia con su reglamentación.
Según la normativa, una vez que se confirma la muerte cerebral del paciente, se procederá a la ablación de órganos y tejidos de su cuerpo. Los fines pueden ser dos: trasplantar los órganos y tejidos en otros seres humanos vivos, o ser utilizados con fines de estudio e investigación científica.
La financiación de la Ley Anita quedará a cargo del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social a través del Fondo Nacional de Salud, el Fondo Nacional de Recursos Solidarios para la Salud, el Fondo Solidario de Trasplantes, y también de los recursos establecidos en el Presupuesto General de Gastos de la Nación.
El titular del Instituto Nacional de Ablación y Trasplante (INAT), Gustavo Melgarejo, señaló que esta normativa ayudará a crear en Paraguay un sistema de salud “de calidad”, ya que obligará a los hospitales a trabajar en conjunto, tener ambulancias en buen estado y a estar preparados con aviones para el traslado de los órganos donados.
“La ley busca la accesibilidad de los pacientes a los trasplantes, que es uno de los problemas fundamentales. Porque de por sí a la gente le cuesta entrar en lista de espera porque el sistema de salud tiene sus limitaciones, y son esas limitaciones las que queremos romper con estas leyes que se fueron desarrollando”, comentó el funcionario a la prensa.
Aquellas personas que no desean ser donantes de órganos, deberán ser informadas de este derecho y deben dejar constancia de su negativa ante la escribanía de la INAT.
Este trámite también se puede realizar en otras instituciones habilitadas como el Departamento de Identificaciones de la Policía, al momento de gestionar la cédula o pasaporte. También se puede hacer a través de la municipalidad, por ejemplo, a la hora de solicitar el registro de conducir.
Cabe señalar que el no donante deberá tener constancia en su cédula de identidad o en el registro de conducir.
Ante el temor de muchos ciudadanos de que la Ley Anita fomente el tráfico de órganos en el país, el titular de la INAT señaló que esa práctica es casi imposible en Paraguay, ya que no están dadas todas las condiciones que se requieren para preservar un órgano por mucho tiempo, pues el mismo tiene un lapso muy limitado para permanecer fuera del organismo.
“El riñón es el único que puede estar fuera hasta 24 horas en un recipiente especial; después, el hígado, ocho horas; el páncreas, seis horas, y el corazón, solo cuatro horas”, mencionó a la prensa.
Por otro lado, aseguró que la normativa es muy exigente y no se permiten donantes vivos entre personas no relacionadas. “Sí o sí tiene que ser familiar. El año pasado se amplió el artículo 3 de la ley estableciendo la posibilidad de donantes cruzados, si son compatibles”, manifestó Melgarejo.
Gustavo Melgarejo explicó en la 1080 AM que no todas las personas llegarán a ser donantes de órganos, pues, de acuerdo a las estadísticas, solo una de cada 100 personas está habilitada para este procedimiento.
“Desde el punto de vista médico, cuando un paciente tiene una infección hospitalaria automáticamente deja de ser donante; también cuando tiene infecciones como meningitis, algunos tumores cerebrales, cáncer, entre otros”, refirió.
“El proceso debe ser ágil. En cuatro horas se debe tener disponibles 25 determinaciones serológicas que, hoy día, solo se hacen en un laboratorio privado y la mayoría de los laboratorios no pueden hacer en ese tiempo”, agregó.
Desde que la Ley Anita fue aprobada por el Congreso en el 2018, la tasa de donantes aumentó en el país, destacó Melgarejo.
“La Ley Anita ayudó a flexibilizar los procesos, ayudó bastante a dinamizar el proceso, por un lado; y, por otro lado, es como que las personas empezaron a hablar más sobre el tema. Nuestra premisa como institución es que las personas quieren donar”, dijo a la prensa el director del INAT.
Los trasplantes de órganos se incrementaron en un 29 % con relación al 2013 hasta ese año. En lo que va del 2019, ya se superaron las 140 intervenciones que se realizaron el año pasado.
Pese al logro de la Ley Anita, Melgarejo admitió que en Paraguay solo existen 15 especialistas preparados para realizar ese tipo de operaciones complejas. Pero con la promulgación de la ley por parte del Ejecutivo, se tendrán mayores recursos para capacitar al personal de salud y cambiar la opinión de la sociedad con respecto a la donación de los órganos.
Actualmente, en Paraguay hay cinco hospitales habilitados para hacer trasplantes . Sin embargo, los mismos deben fortalecerse en infraestructura e insumos para llevar adelante los complejos procedimientos.
Actualmente, en el país existen más de 200 personas aguardando por un trasplante de órgano: 112 personas esperan un trasplante de córnea, 161 de riñón, nueve de corazón y nueve de hígado.
En los casos de trasplante de pulmón, no hay pacientes en lista de espera, ya que el procedimiento es muy complejo y no se puede realizar en Paraguay. Otra de las operaciones que no se realiza en el país es el trasplante de hígado en niños.
El nombre que popularmente lleva esta nueva ley es un homenaje a Ana Laura Almirón Riquelme, una niña de seis años que falleció en el 2013 de una miocarditis dilatada, mientras esperaba un trasplante de corazón.
La pequeña aguardó un año y siete meses un donante de corazón, y el INAT había registrado varios posibles donantes con muerte cerebral en aquel año; sin embargo, los familiares se negaron a ceder los órganos.
En un loable gesto, tras la muerte de Anita, sus padres, Luis Eugenio Almirón y María Elena Riquelme, decidieron donar las córneas de su hija.
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