“Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”, fue la histórica frase que el astronauta Neil Armstrong pronunció al pisar por primera vez la superficie lunar, en el año 1969.
Cincuenta años después, este viaje espacial es recordado como uno de los contactos más importantes que el ser humano ha tenido con espacio exterior.
Pero la llegada del hombre a la Luna también dejó su marca aquí, en el planeta Tierra. Muchas tecnologías implementadas para el viaje espacial, hoy ayudan a las personas con sus tareas del día a día.
Aunque algunas herramientas inalámbricas se fabricaron antes del vuelo del Apolo 11, el programa de la NASA colaboró con el desarrollo de tecnologías que hoy en día son muy comunes en la vida cotidiana.
Gracias a estos conocimientos, en el año 1979 la compañía estadounidense Black & Decker fabricó el Dustbuster, la primera aspiradora comercial inalámbrica del mundo. En 30 años, se vendieron más de 150 millones de unidades de este electrodoméstico.
Las naves de la misión Apolo no usaban cloro para purificar el agua; en su reemplazo, utilizaban una tecnología basada en iones de plata.
Este tipo de herramienta se emplea en la actualidad para matar bacterias, virus y algas en fuentes de agua y piscinas de todo el mundo.
Para que el alunizaje tuviera éxito, la precisión del tiempo era fundamental; es por eso que la NASA desarrolló una versión más avanzada de relojes de cuarzo, los cuales tenían una precisión de un minuto al año.
Sin embargo, los astronautas Neil Armstrong y su compañero «Buzz» Aldrin, llevaron a la Luna sus viejos relojes de pulsera mecánicos, los cuales se robaron toda la atención del público.
La tecnología implementada en la vestimenta de los viajeros espaciales, también ayudó al desarrollo de los calzados deportivos.
Luego de la llegada del hombre a la Luna, muchas marcas se inspiraron para crear championes más flexibles, estables y que absorban mejor los golpes. Este tipo de calzado se ha vendido con éxito en las últimas décadas.
La tecnología de la NASA también se usó para crear mantas térmicas de emergencia, las cuales se preparan con un material especial que retiene el calor.
Hoy en día, las mismas son muy importantes ya que se utilizan en los rescates y misiones humanitarias. También se usan en los hospitales para mejorar las condiciones de los pacientes o el personal de salud.
La tragedia ocurrida en 1967 -cuando el Apolo 1 se incendió durante una prueba y murieron tres astronautas que iban a bordo- alertó a las autoridades del programa espacial.
Es por eso que la NASA a desarrolló un nuevo tipo de tela ignífuga (resistente al fuego) que todavía se utiliza en las misiones espaciales. Este material forma parte del sistema de refrigeración que se emplea para refrescar a los astronautas durante los lanzamientos espaciales.
Gracias a los avances de la NASA se crearon los desfibriladores implantables, unos dispositivos que se usan para tratar a personas que presentan ritmos cardíacos anormales. Las primeras versiones de estos aparatos comenzaron a usarse en la medicina en la década de 1980.
A diferencia de los grandes desfibriladores utilizados por los servicios de emergencia, estas versiones en miniatura se colocan debajo de la piel del paciente para controlar el ritmo cardíaco.
Para almacenar comida, los profesionales de la NASA crearon el proceso de liofilización, mediante el cual se extraía el líquido de las comidas recién cocinadas a temperaturas muy bajas. Luego, para comerlas solo había que agregar agua caliente. Este sistema le funcionó a los astronautas del Apolo 11 y todavía es muy útil, sobre todo para escaladores y campistas.
Un elemento tan simple que se utiliza en la vida cotidiana, tuvo su origen en los viajes espaciales. Los profesionales de la misión Apolo crearon este tubo para contener los alimentos de los astronautas en la ingravidez del espacio. Hoy en día, lo utilizan la mayoría de las marcas de pastas dentales.
Pero el avance de la tecnología creció a pasos agigantados desde 1969, y la NASA sigue desarrollando nuevas herramientas para ayudar a los tripulantes de las misiones espaciales.
Actualmente, trabajan en un sistema de conversión de la orina en agua potable. Esta herramienta ya se usa en algunos transbordadores y en la Estación Espacial Internacional.
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