En el año 2013, Uruguay aprobó una ley que regula el mercado del cannabis, tanto en su producción (controlada por el Estado), como en su comercialización, tenencia y usos, convirtiéndose así en el primer país del mundo en legalizar plenamente la venta y el cultivo de la marihuana.
Y aunque dicha ley fue aprobada hace más de cinco años, todavía existen muchas dudas acerca de cómo funciona este sistema que permite el consumo de la planta y sus derivados, de manera regulada y sin contratiempos con la ley.
Al respecto, profesionales de Uruguay y Paraguay hablaron sobre las ventajas y desventajas de la regulación del cannabis.
El sociólogo Julio Calzada, uno de los impulsores de la reglamentación del uso de la marihuana en Uruguay, conversó con la 1080 AM y comentó algunos aspectos relevantes sobre el uso de la planta en el vecino país.
“En Uruguay nunca estuvo prohibido el uso de la marihuana ni de ninguna droga; es decir, el consumo nunca estuvo prohibido”, comentó el profesional. Agregó además que, al igual que en Paraguay, la tenencia para uso personal tampoco está penalizada.
“Cuando se habla de legalizar la marihuana, la gente puede pensar que lo que se está haciendo es una cosa totalmente novedosa y que implica que la marihuana tiene el estatus que tiene el tabaco, por ejemplo. Lo cual en ningún caso es cierto, ni lo fue antes ni lo es ahora”, aseguró.
No obstante, aclaró que “lo que se hizo fue regular tanto el uso recreativo como el uso médico, la producción, la plantación y lo que es la distribución, la dispensación”.
“Es decir, se rompió ese aspecto un tanto perverso que había, que era que se le permitía a las personas consumir pero no se le permitía acceder de manera legal a lo que iban a consumir. Entonces se hizo una regulación”, explicó el profesional.
Calzada remarcó que no es lo mismo la legalización del cannabis que su regulación. “El uso de la marihuana nunca fue ilegal, estaba regulado por el mercado negro. Se consumía marihuana proveniente de fuera del país, muchas veces de Paraguay, muchas veces de Brasil, y cierta marihuana que se producía en menor medida acá (en Uruguay)”, comentó.
La diferencia que existe actualmente, radica en que la comercialización de la planta y sus derivados ya no se centra principalmente en el mercado negro, como lo era en años anteriores.
“No se legalizó el tráfico así como se puede pensar en términos generales; lo que se hizo fue una regulación estricta y se mantuvo la penalización para el tráfico o la venta ilegal”, especificó Calzada.
Para acceder a la marihuana y sus derivados, existen tres vías legales, explicó Julio Calzada.
“Hoy hay formas legales de acceder a la marihuana, que son: comprándola en los lugares destinados para ello (que son las farmacias acá en Uruguay) o el autocultivo; es decir, las personas en su casa pueden tener hasta seis plantas si se registran. También pueden participar de clubes sociales canábicos y pueden acceder en ellos hasta 40 gramos mensuales (de cannabis)”, explicó el sociólogo.
En Uruguay existe un organismo estatal encargado de regular el cultivo, la producción y distribución del cannabis. Se trata del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA).
El ente tiene potestad de otorgar licencias para la producción de cannabis o la realización de investigaciones referentes a la planta y su consumo. “Es una regulación muy específica y estricta, que no habilita que se venda la marihuana en un supermercado, en la calle, en un restaurant o en ningún lugar de esos”, detalló Calzada.
“Hoy lo que tenemos, en lo que hace al consumo médico y recreativo del cannabis, es un seguimiento bastante estricto: hay 45.000 personas que se han registrado y que consumen marihuana legalmente”, contó el experto.
Otro de los aspectos que Julio Calzada destaca de esta regularización, es que se produjo una “separación del mercado”, donde los consumidores de cannabis ya no tratan con traficantes ilegales que también ofrecen otro tipo de sustancias, generalmente más nocivas para la salud.
“Se produjo una separación del mercado en los lugares donde antes se distribuía marihuana, pasta base de cocaína, cocaína, anfetaminas, todo ese conjunto de drogas”, dijo Calzada, quien agregó que “las personas que iban a buscar marihuana ahí no terminarán enganchadas en la pasta base, en la cocaína o en otras drogas”.
El sociólogo no niega que, al igual que otras sustancias de consumo legal como el alcohol o el tabaco, el cannabis también tiene sus riesgos.
No obstante, destaca que al ser regulada por el Estado, la planta y sus derivados llegan a los consumidores con un standard de calidad óptimo. “Se consume una sustancia que no tiene plomo, que no tiene metales pesados, que está testeada”, afirmó.
El profesional uruguayo remarcó que el uso del cannabis en su país “no implica ningún juicio moral de ningún tipo sobre qué está bien o qué está mal, como, por ejemplo, si está bien o mal consumir alcohol”. “La gente sabe y se atiene a los riesgos del consumo”, aseveró.
No obstante, con la regularización, los consumidores tienen datos exactos sobre el tipo de sustancia que consumen y sus componentes, lo que permite un mayor acceso a la información.
“Las personas que consumen marihuana en el mercado legal, saben que están consumiendo un producto que tiene un efecto psicotrópico determinado. Esto implica una mejora significativa en el impacto que tiene esta sustancia en la salud de la persona”, dijo el especialista.
Además quitar el estigma sobre el consumo de la marihuana en el vecino país, Calzada comentó que en Uruguay “se hicieron grandes inversiones en este campo, lo que habilita y facilita que se hayan instalado empresas que producen cannabis para exportar a Canada, Alemania, otros países donde esto está también regulado”.
Según el profesional, la ley vigente en Uruguay impulsa a otros países de la región a tomar nuevas medidas sobre el consumo del cannabis, sobre todo en su uso médico.
“Se esta dando mucho en países como Colombia y Perú, donde se han hecho reglamentaciones especificas para el cannabis medicinal y se está desarrollando una industria que, esperemos que si se hace inversión, sea un rubro importante para ser exportadores de cannabis en la región”, comentó Calzada.
Asimismo, explico que “esto no es un método que lo pensamos nosotros; lo desarrollaron los holandeses en el año 1977, hace casi 50 años. Les ha dado un resultado muy importante a ellos y nos está dando un resultado muy importante a nosotros”, aseveró.
“Hoy tenemos suficientes herramientas y estudios que pueden situar en su justo término lo que ha sido este proceso que ya tiene cinco años”, dijo el sociólogo Calzada.
Según estas investigaciones, se puede constatar que el uso medicinal del cannabis ha generado efectos positivos en pacientes con diversas condiciones, principalmente aquellos afectados por epilepsia refractaria, parkinson o alzheimer.
“Hoy por diferentes vías hay decenas y decenas de personas que están haciendo uso del cannabis para paliar el dolor; por en niñas y niños pequeños con epilepsia refractaria, que los medicamentos medicinales no lo han mejorado”, manifestó.
El Dr. Neurocirujano Miguel Velázquez, más conocido en las redes sociales como “Doctor Mime”, comentó a la prensa que ya trató aproximadamente a 2.000 pacientes con prescripción del cannabis medicinal.
“Hay un 30 % que responde bien, otro 30% que no responde y un 40 % que responde más o menos, pero se quedan prendidos al tratamiento por los efectos que son beneficiosos”, manifestó el doctor, quien además explicó que la efectividad del tratamiento con cannabis depende del organismo de cada persona.
No obstante, el neurocirujano dijo estar en desacuerdo con la producción casera de la droga, ya que no cuenta con los estándares de calidad necesarios. “Se pueden dar efectos secundarios, tanto en adultos mayores como pequeños”, detalló.
Además de venderse a altos precios en el mercado negro, el Dr. Velázquez detalló que otra de las desventajas de la producción casera es la total falta de control durante su producción. “De repente usan un combustible para hacer la reducción que es bastante peligroso”, comentó.
De igual forma, recomendó a la ciudadanía no poner en práctica tutoriales para la producción casera de cannabis medicinal, tales como los que se publican en YouTube.
Esta web usa cookies.