Sport Puerto Diana, de Bahía Negra, es el primer equipo íntegramente nativo que tuvo la posibilidad de disputar la Copa Paraguay, celebrando un emotivo encuentro deportivo en la capital del país.
Sin embargo, la historia detrás de este club es aún más sorprendente, ya que cada uno de sus protagonistas es un un ejemplo de lucha y superación, en una lejana comunidad indígena que sobrevive con muy pocos recursos a la vera del río Paraguay. Sus historias merecen ser contadas, pues reflejan una realidad poco conocida en Paraguay y que vale la pena compartir.
A 800 kilómetros de Asunción, en pleno corazón de Bahía Negra, Alto Paraguay, se encuentra la comunidad de Puerto Diana. Allí vive el pueblo nativo Ishir, que según el censo del 2012 registra un total de 1.915 habitantes.
La lengua propia de esta comunidad es el ybytoso y es hablada por el 97,1% del total de la población.
Sin dudas, visitar a esta ciudad del departamento de Alto Paraná no es una travesía para cualquiera. Existen tres formas de llegar y ninguna de ellas es de manera rápida.
La opción más popular es viajar en el barco Aquidabán, subiendo desde Concepción o Vallemí, con un recorrido de casi un día entero.
Otra opción un poco más costosa es viajar en una deslizadora desde Vallemí, lo que acortaría el viaje a unas 8 o 9 horas.
Finalmente, aquellos que pueden costearse un pasaje más alto pueden viajar en avión, que tiene una salida una vez a la semana, siempre dependiendo de las condiciones del clima.
Llegar hasta Bahía Negra por los caminos de tierra es una misión casi imposible, pues las zonas inundables y la gran cantidad de lodo, hacen imposible el trayecto para toda clase de vehículos, dese los tractores hasta las camionetas mejor preparadas.
Esta falta de caminos que posibiliten la entrada y salida del distrito dentro del departamento de Alto Paraguay, repercute profundamente en la vida cotidiana de sus habitantes, desde lo económico hasta en la asistencia sanitaria.
Sin dudas, la forma más popular para trasladarse hasta Bahía Negra es a través del Aquidabán, un barco que a su vez funciona como “mercado flotante” debido a la cantidad de productos que allí se trasladan todas las semanas.
Aunque las comodidades son más bien precarias, los viajeros saben cómo acomodarse en cada recoveco de la embarcación sin que eso signifique problema alguno.
En la planta baja es donde se puede ver la gran cantidad de mercaderías que los comerciantes llevan para vender en sus pequeñas comunidades. Además, el barco cuenta con un área de cocina (con servicio para cargar el celular a G. 5000) y el área de camarotes, el cual hay que reservar con tiempo si se quiere conseguir un buen lugar para descansar. El viaje dura aproximadamente un día entero.
La dificultad para trasladar mercaderías hasta esta zona del Alto Paraná, hace que los precios de productos básicos como los alimentos, ropas y elementos de higiene, sean mucho más altos que en cualquier otra región del país.
Según comentan los pobladores, un par de zapatillas puede costar hasta G.50.000, cuando en promedio su costo es de la mitad.
Con escasos recursos, jugando pese a las malas condiciones de la cancha y haciendo frente a todas las dificultades, el club Puerto Diana de la comunidad nativa Ishir, ya se ganó un lugar en el corazón de toda la afición futbolera.
Sin importar colores ni rivalidades, paraguayos de todo el país aplaudieron la gran hazaña que los 20 jugadores de la remota comunidad chaqueña llevaron adelante con esfuerzo y mucho orgullo.
El club Sport Puerto Diana fue inaugurado oficialmente en el 2011. Sembrando sueños día tras día, finalmente llegaron a su gran objetivo, para muchos difícil de creer: 8 años después, se convirtieron en el primer club íntegramente nativo en disputar un partido de la Copa Paraguay.
El club aguerrido del corazón del Chaco, clasificó después de una tanda de penales contra el Club 1 de Mayo de Puerto Casado.
Además del entrenamiento diario, el equipo de Puerto Diana debe trabajar muy duro para subsistir día a día. La mayoría de los jugadores vive de lo que el río provee y dependen de ello para llevar alimento a sus familias.
Elías, capitán del equipo, tiene solo 20 años pero es todo un experto en el arte de la pesca. Asegura que a la madrugada es el momento ideal para comenzar a trabajar. Cuando amanece, deja de lado sus herramientas y toma sus cuadernos para ir al colegio.
“Cuando hay pescado da gusto agarrar, podes comprar tus necesidades, botín o uniforme del colegio. Pero a veces no agarras nada y es difícil comprar lo que vos necesitás”, comentó.
Pablo, uno de los arqueros del club, es cazador y recorre hasta 30 km por día en busca de alguna presa, ya que a veces es la única forma de obtener comida.
Cuando los tiempos se ponen difíciles, sale de mañana y vuelve de tarde, ya que llegar sin alimento a su casa no es una opción. Para sobrevivir a las largas caminatas, comenta que se alimenta de tunas y bebe agua que encuentra por el camino de barro.
Ariel, otro de los jugadores, es experto en pescar morenitas, aunque reconoce que no es una tarea fácil. Su trabajo comienza de noche, cuando debe meterse con su red en las aguas del río Paraguay totalmente a oscuras; luego, debe despejar los camalotes y buscar sus presas en silencio, ante la atenta mirada de los cocodrilos. Si logra una buena pesca, Ariel vende las morenitas a G. 600 guaraníes cada una.
Marciano Barboza, el preparador físico del equipo, comentó que los entrenamientos empiezan todos los días a las 15:00 horas, aunque a veces se puede demorar, dependiendo de las actividades de los jugadores.
En una humilde cancha delimitada por un cerco de karanda’y, los deportistas de puro corazón practican penales en arcos sin red, a veces entre lodo y bosta de vaca. Sin embargo, nada les impide hacer lo que más les gusta: jugar al fútbol y soñar en grande.
Con frío, sol intenso o lluvia, los muchachos del Puerto Diana no dejan de prepararse ni un solo día.
Luego de un largo viaje en el Aquidabán, donde recibieron de regalo nuevos botines y toda la indumentaria completa, los 20 jugadores y sus dirigentes tomaron un bus desde Vallemí hasta Asunción, donde los esperaba el gran debut en la Copa Paraguay.
El encuentro contra Sol de América de Pastoreo, se inició puntualmente a las 16.00 horas, y fue acompañado por toda la comunidad de Puerto Diana, quienes siguieron minuto a minuto cada jugada desde sus radios y televisores.
Ante un rival claramente superior, el equipo bahianegrense perdió 16-3. Sin embargo, para el público ellos fueron los grandes ganadores, pues llegaron desde uno de los rincones más alejados del país, y pese a las adversidades lograron mostrar que son verdaderos luchadores, que aman el fútbol y lo juegan con toda la pasión.
Aunque el resultado no fue favorable al equipo chaqueño, el paso de Puerto Diana por la Copa Paraguay marcó una nueva página en la historia del fútbol paraguayo; donde la integración, la confraternidad y el amor por el deporte le ganaron a la violencia, las injusticias y las desigualdades sociales.
Los muchachos de Bahía Negra, regresarán a sus hogares con la frente en alto y llevarán en sus corazones no sólo una gran experiencia, sino también el cariño de todo un pueblo que no dejará de admirarlos.
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