9. Entre la caza, la pesca y el fútbol
Además del entrenamiento diario, el equipo de Puerto Diana debe trabajar muy duro para subsistir día a día. La mayoría de los jugadores vive de lo que el río provee y dependen de ello para llevar alimento a sus familias.
Elías, capitán del equipo, tiene solo 20 años pero es todo un experto en el arte de la pesca. Asegura que a la madrugada es el momento ideal para comenzar a trabajar. Cuando amanece, deja de lado sus herramientas y toma sus cuadernos para ir al colegio.
“Cuando hay pescado da gusto agarrar, podes comprar tus necesidades, botín o uniforme del colegio. Pero a veces no agarras nada y es difícil comprar lo que vos necesitás”, comentó.
Pablo, uno de los arqueros del club, es cazador y recorre hasta 30 km por día en busca de alguna presa, ya que a veces es la única forma de obtener comida.
Cuando los tiempos se ponen difíciles, sale de mañana y vuelve de tarde, ya que llegar sin alimento a su casa no es una opción. Para sobrevivir a las largas caminatas, comenta que se alimenta de tunas y bebe agua que encuentra por el camino de barro.
Ariel, otro de los jugadores, es experto en pescar morenitas, aunque reconoce que no es una tarea fácil. Su trabajo comienza de noche, cuando debe meterse con su red en las aguas del río Paraguay totalmente a oscuras; luego, debe despejar los camalotes y buscar sus presas en silencio, ante la atenta mirada de los cocodrilos. Si logra una buena pesca, Ariel vende las morenitas a G. 600 guaraníes cada una.