Un recorrido realizado por un equipo periodístico de RDN evidenció los estragos que causa el río que sigue en franco crecimiento.
La Costanera de Asunción tiene el agua al “cuello” por decirlo de alguna manera.
Una sombrilla de paja que normalmente da sombra a los visitantes de la costanera, yace en el agua.
El carrito de churros está en desuso, ya que el agua llegó al lugar donde presta sus servicios.
Señalizaciones y hasta los faros de la costanera se encuentran en el río, prácticamente, ahora con la crecida.
El muelle deportivo inaugurado hace unos pocos meses y que costó alrededor de USD 3 millones está bajo agua, en parte, ante el avance de la crecida.
En la sede de la Dirección Nacional de Aduanas (DNA) se puede observar cómo subió el río en esta escalera.
En la zona de la costanera norte, la crecida se encuentra cerca del techo de las precarias viviendas.
La canoa se convirtió en el principal medio de transporte en la zona de la costanera norte.
En la cama de quien debe ser su amo, un can aguarda, al parecer, que baje la crecida para volver a casa.
Algunas gallinas resisten sobre el techo de lo que parece ser el gallinero.
Algunas familias, con sus niños, resisten en la zona inundada con materiales reciclados de la basura.
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