La señora, de 74 años, conocida como Doña Esther, es de nacionalidad argentina, vino a Paraguay y se casó con un paraguayo. Al morir su esposo le dejó una casa grande, que según manifestó ella misma, su hijo la vendió y por su adicción a las drogas malgastó todo el dinero, dejándolos en la calle.
Posteriormente, fueron a vivir en una precaria vivienda, donde actualmente se encuentran. Su hija, Sonia Benítez, de 45 años, sufre de trastorno bipolar, al igual que su hijo mayor, José Benítez, quien cuando está bajo los efectos de la droga las maltrata y amenaza constantemente.
La denuncia más grave que realizaron los vecinos, consiste en las visitas que reciben en la vivienda. Señalaron que José Benítez la convirtió en un aguantadero de drogadictos, en su mayoría hombres, que ingresan a la única habitación de las mujeres e intentan manosearlas con el consentimiento del hijo.
Esta información fue confirmada por Doña Esther, quien manifestó, con mucho miedo, que una vez, mientras estaba durmiendo, un joven desconocido ingresó a la cama, donde estaba e intentó manosearla. La mujer despertó, logró que el hombre saliera del lugar y fue inmediatamente a pedir auxilio a los vecinos.
Muchos pobladores del barrio ya no quieren apoyarlas, por temor al hijo de la señora. Además toda la ayuda que reciben es vendida por el hombre para solventar sus drogas, refirieron los vecinos.
«No le podemos dar siquiera una taza, porque cualquier cosa que valga G. 500 o G. 1.000 eso ya desaparece de su casa», manifestó el
Pastor Epifanio Rolón, uno de los vecinos.
Así mismo, vecinos solicitaron intervención policial, sin embargo los uniformados manifestaron que no pueden ayudarla, si la afectada no realiza la denuncia. La mujer teme por su vida y la de su hija, pues explicó que tiene miedo a que su hijo luego salga de la cárcel y tome venganza.
Para los pobladores del barrio, la situación es insostenible, por lo que solicitan que las autoridades correspondientes se hagan cargo y puedan brindar algún tipo de asistencia que necesitan madre e hija.
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