Esta historia comienza con Susan Casey y su esposo Bill Connell, quienes se casaron con la ilusión de formar una familia. Los Connells decidieron tratar de tener un bebé en 2004, pero la Susan, hoy con 36 años, pronto descubrió que estaba ovulando.
La pareja acudió al Instituto de Medicina Reproductiva, en Evanston, para someterse a un tratamiento de fertilidad. El tratamiento tuvo efecto positivo y Susan quedó embarazada de gemelos. Sin embargo, para desgracia de la familia, ambos niños nacieron sin vida. A esto le siguen repetidos embarazos frustrados.
Lea en la siguiente página lo que hizo la madre de Susan.
En esta parte de la historia entra Kristine, madre de Susan, ofreciéndose voluntariamente para ayudar a la pareja, sometiéndose a un embarazo in vitro, es decir, llevando en su vientre el óvulo de su hija fecundado por su yerno.
Susan relata la tragedia y la angustia de perder el embarazo y la difícil decisión que tomaron. Pero al mismo tiempo, agradece a su madre por traer al mundo al pequeño Finnean.
Kristine Casey se convirtió en la mujer de mayor edad en dar a luz en Chicago.
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